Eclesiastés 4:12

capitulo 9

-No soy una cobarde- ...

Fue la quinta vez que Lia repitió esas palabras enfrente de su espejo. En su mano sostenia su teléfono, a sólo unos segundos de abrir la aplicación de textos.

Habían pasado 3 días desde aquel día. La procrastinación se apoderó de ella, pensó que un día de tenerlo esperando no lo mataria pero tan pronto como se dio cuenta, se convirtió en 3 días.

Así que allí estaba ella, tratando de encontrar las palabras para incluso comenzar un simple mensaje de texto.

LIA- Que tal, soy Lia! Un disculpa por no haber te mandando este mensaje pronto.

-Demasiado aburrida- Ella penso y borro el mensaje.

LIA- Hola guapo! Es Lia! Que tal si nos ponemos de acuerdo para nuestra cita!

Se sintió asquerosa después de ver lo ridícula que sonaba. Lia intentaba de ver se más extrovertida en ves de basica y normal. Porsupuesto fracaso en eso, logicamente no era para nada lo que ella intento aparentar.

¿Cómo iba a sobrevivir a una cita con Leo si no podía enviar un simple mensaje de texto?

-¿Y si mejor le marcó?- Lía se dijo a si minsa.

En su mente, entró en debate contra su razonamiento y su valentía que mágicamente apareció. Era algo nuevo pero lo sostenia firmemente así que llamar a Leo en ves de mandar un texto era un buen comienzo.

Marcó su número y lo llamó, esperando pacientemente a que contestara. Sorprendentemente, estaba haciendo un gran trabajo para controlarse mientras escuchaba el timbre a través de su teléfono. Caminó de un lado a otro, una mano jugando con un mechón de cabello y la otra sosteniendo firmemente su teléfono. Su labio inferior rositas de tanto que lo mordía.

Después del tercer timbre, contestó,

-¿Si bueno?-

El cuerpo de Lía se congeló, la valentía que una vez sostenía desvanecido y el razonamiento le dio una buena bofetada en la cara.

No había vuelta atrás ahora.

-Eh ... ¡Número equivocado!-

Colgó y soltó el aire que había sostenido al colgar la llamada. Tiró su teléfono sobre la cama y con él se dejó caer rendida.

-¡Eres una idiota Lia! ¿¡Porque dijiste eso?!-
Ella se preguntó y escondió su rostro detrás una almohada arrepentida.

Había desperdiciado su oportunidad con Leo, arruinó la única vez que el mundo estaba realmente a su favor. Los chicos como el nunca perseguía a chicas como Lia. Ella siempre fue invisible para ellos, Leo era el 1 en un millón y lo arruinó por completo.

En eso, su teléfono comenzo a sonar.

Se sentó rápidamente y mira la pantalla. No era su imaginación, en realidad estaba sonando. Una vez que lo levantó, sus ojos se agrandaron y por segunda vez se dio cuenta de que su imaginación no la traicionó.

Era Leo.

-¿Bueno? ...-

-¡Valla! Entonces si eras tú!- Leo sonaba entusiasmado al escuchar su voz.

-Eh .. ¿Quien habla?- Los nervios de Lía intentaban de sonar inocente.

-¿Ahora me vas a salir con que no sabes quien soy?- Leo insistió.

-Perdón, honestamente no se quien es.

Leo se rió y el estómago de Lia se agitó de mariposas.

-Soy aquel quien desvestias con tu mirada maniaca hace tres dias.