Coser con hilo y aguja

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Ahí estaba.

El traje de la hermandad, justo en el centro rodeado de rapiitoris, Vegetta y Rubius miraban en shock al momento que la espada reluciente se elevó sobre su cabeza. Fue Mangel el que reacciono tensando su arco y lanzando una flecha que golpeo de lleno en el mango de la espada que lo desbalanceó desviando el ataque.

El ataque no fue menos pues llamo la atención de todo el ejercito bajo sus pies que los encontraron en las sombras de los árboles.

—¡Son los héroes de Karmaland! —menciono uno aterrado.

—Perfecto —escupió con desprecio para luego mirar a Willy quien estaba bajo sus pies agonizando y sonreír. —¡Héroes! Creímos que habían tomado unas vacaciones —Vegetta se levantó saliendo de su escondite claramente enojado.

—¡Cerdos! ¡Que nos vamos a ir de vacaciones! Nos habéis expulsado vosotros ¡Ratas!

—Si —sonrió recordando lo fácil que había sido secuestrarlos aún con el poder de los dioses protegiéndolos —. Veo que estas de su lado, traidor ¿Qué se siente regresar con ellos? ¿Te arrepentiste al final?

—Yo jamás los traicionaría —respondió Rubius.

—Ya da igual... —con la espada señalo al cuerpo que estaba en el suelo —Es una pena que nos hayan atacado de esa manera... ahora su compañero morirá.

—Él no es-

—Vegetta es Willy —interrumpió Rubius.

—Pero- —Vegetta sintió como toda la sangre había bajado a sus pies —¿Estáis bobos? ¿Por qué-? Venga chaval... —la frustración de Vegetta se veía a flor de piel; Sus emociones estaban mezcladas no sabía si sentir enojo e ira o una inmensa preocupación, claramente estaba sorprendido pero no sabía si de una buena o mala manera..
también sentía dudas y estaba a nada de empezarle a gritar a todos en busca de alguna respuesta que explicara el teatro qué estaba ahí montado.

—E'ta muy herido Vegetta —dijo Mangel señalando el charco de sangre que ya pintaba bajo el cuerpo de Willy —. Tenemo' que llevarlo al ho'pital.

—Tenemos que ser rápidos —continuo Rubius —, si se sigue desangrando no podremos salvarlo.

—¿Y qué hacéis ahí parados? ¡Daos prisa! —Vegetta contesto haciendo caso a su parte más racional, si era o no Willy no importaba, estaba del bando enemigo de los rapiitori y eso significaba aliados.

Vegetta bajaba el sendero esquivando las golpes y los ataques del enemigo, pelear con ellos solo los demoraría más y si era verdad lo que decía el líder de los rapiitori... a Willy ya no le quedaba mucho.

Cuando llego al centro aquel hombre se interpuso en su camino con espada en mano y expulsando un aura qué podía reconocer muy bien.

—Veo qué habéis tomado prestado el poder de los dioses —trato de desviar la atención del hombre a otra cosa que no fuera proteger el débil cuerpo —. Y yo que pensaba que odiaban eso.

—Ja... los dioses al igual que ustedes tienen su lado mortal, una debilidad y si este poder me ayuda a explotarlo ¡Será un placer usarlo! —el líder de los rapiitori se abalanzó contra Vegetta.

En el pasado para el lobo hubiera sido fácil recibir el golpe y devolverlo, pero ahora sabía que la fuerza del otro había aumentado considerablemente y, aunque fue una patada qué pudo detener, sus brazos se sentían adormecidos por recibir el golpe.

"Esto es malo" dijo para sí mismo.

Rubius y Mangel trataban de mantener a raya al ejército mientras se acercaban a Willy. Vegetta peleaba con el otro hombre, aunque "pelear" no sería la palabra adecuada para lo que Vegetta hacia pues solo saltaba de un lado al otro esquivando la espada y los golpes y provocando más la ira del otro.

Un accidente animalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora