°| Capítulo XII: Intenciones

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Camie no había sido invitada a la fiesta

No recibió una invitación como tal. Sin embargo, fue como colada junto a su novio gracias a Inasa, un amigo de Shiketsu.

Sin embargo, no se acercó a Bakugo en toda la noche y estuvo lo más alejada posible de Mina, sabía que la chica no la quería ni ver en pintura. Aparte que seguramente la echaría de la fiesta nada más la viera.

En el transcurso de la noche fue al segundo piso de la casa, la planta baja ya era un desastre de adolescentes bailando, bebiendo y consumiendo lo que fuera, ella solo quería conseguir un lugar para respirar fuera de cuerpos transpirantes y hormonales. El segundo piso se encontraba un poco más solitario, lo tomó como luz verde para suspirar y dejar de sonreír como estúpida.

Solo había una razón por la cual estaba ahí: Bakugo Katsuki.

Desde el momento que lo vio en el partido y lo que convivió con Kirishima ese día y después en el centro comercial, le hizo una idea que algo pasaba ahí.

¿Otro enamoramiento? Si bien Bakugo cortó la relación a los cuatro meses, fue su primer amor y le dolió, al carajo, que sí.

Por eso intentaba estar en contacto con él, le tenía ese cariño del primer amor, sin embargo, Bakugo la trataba solo por cortesía, los pocos mensajes a lo largo de los años lo demostraban, siendo la mayoría de conversaciones iniciadas por ella y terminadas por él dejándola en leído.

Quería tener a Bakugo nuevamente en su vida, sea de amigo o lo que fuera, pero simplemente no se daba y ya se estaba comenzando a cansar.

Un movimiento llamó su atención, provenía del balcón, y como toda curiosa y metiche que es se acercó, grata fue su sorpresa al ver a Kirishima acorralando a Bakugo contra la baranda y con la frente recargada en su hombro.

Bakugo aún seguía en la bruma del post orgasmo. Intentando entender qué había pasado.

Era obvio lo que había pasado, mierda, si el maldito lo había besado y no conforme con eso, le practicó sexo oral. ¿Lo peor? ¡Que le correspondió al beso y le encantó lo que hizo con su miembro! Al carajo, lo dejó ser y ahora le pesaba.

Cuando Kirishima se colocó de pie lo ayudó a volver a ponerse el pantalón y ahora tenía la cabeza apoyada sobre su hombro, Bakugo no se movía.

Pero sin duda, la parte de su mente, que seguía abrumada por el placer y el momento, quería más.

Y haciéndole caso a sus deseos carnales, agarró al pelirrojo por la nuca levantando su rostro y volvió a juntar sus labios en un beso.

Sin saber que un par de ojos habían sido testigos de aquello.

El rubio era quien estaba más sobrio de los dos, así que se encargó de guiarlos a la habitación más cercana para así continuar con la nueva sesión de besos sobre la cama.



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A la mañana siguiente, Bakugo fue el primero en despertar, tenía su antebrazo apoyado sobre su frente mirando el techo, Kirishima aún dormía a su lado boca arriba con un hilillo de saliva saliendo de una de las comisuras de sus labios, tenía el sueño pesado.

La noche anterior no llegaron a nada más que besos, lamidas y una que otra marca en el torso del contrario...

Fue por una sencilla razón que no llegaron a más... Kirishima no estaba en sus cinco sentidos. Y apostaría lo que fuera a qué, como él, no ha estado con ningún hombre antes, sexualmente hablando. Su lado racional se antepuso por encima del irracional y lleno de deseo.

Aprendiendo A Quererte || KiribakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora