Duelo 1 (Capitulo IV): El Caduceo de Mercurio.

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~De niño, Hermès era un Dios muy tímido, era un chico feliz, bromista y no le faltaba nada gracias a su estatus de Dios, sin embargo no le gustaba estar con nadie que no fueran su padre Zeus, o sus hermanos mayores, por ésta razón siempre los acompañaba a dónde fueran, nunca se despegaba de su lado, y sobre todo siempre se encontraba junto al mayor de sus hermanos, Apolo, el dios de la Luz, la belleza, entre muchas otras cosas. Hermès acostumbraba a acompañar a Apolo todas las tardes cuando este se dirigía a cuidar a su rebaño, en esos momentos Apolo le enseñaba al joven Dios de los Mensajeros acerca del arte, la música, le enseñó al pequeño Hermès a tocar la flauta de Pan y el arpa, éstos se sentaban debajo del mismo árbol todas las tardes a descansar y tocar su música, gracias a ésto el joven Dios conocía a todo el rebaño de su hermano, desde pequeño se sabía sus nombres, los acariciaba, los bañaba y jugaba con ellos, una tarde que el Dios se encontraba corriendo por el prado junto a algunas ovejas, vió como una de éstas se encontraba en el suelo soltando quejidos, el pobre animal parecía estar sufriendo, Hermès corrió a avisar a su hermano mayor,

Hermès -¡Apolo... Hermano Apolo!-

Apolo -Hermanito, ¡ten cuidado!-

En ese momento Hermès se encontraba corriendo sin ver al suelo, por esa razón se terminaría tropezando con una pequeña piedra que había, el pequeño Dios rodaría en el suelo aunque sin lastimarse realmente, rápidamente y ante la sorpresa de su hermano Apolo Hermès se levantaría con la cara repleta de pasto al igual que sus brazos y mientras Apolo lo limpiaba le comentó la causa de su inquietud,

Apolo -Ay Hermès, te llenaste de tierra y pasto, por suerte eres un Dios de lo contrario podrías haberte lastimado... ¿Qué sucede hermanito?-

Hermès -Lo siento, pero es que hay una oveja que está sufriendo, está quejándose y llorando en el suelo y quise venir a avisarte-

Apolo -¿Una oveja herida?... Bien llévame a verla por favor-

Hermès -De acuerdo-

Hermès comenzó a correr mientras su hermano lo seguía de cerca, incluso siendo un niño el Dios de los mensajeros ya era muy veloz, casi tanto como su hermano Apolo,

Apolo -¡Hermès hermano, espera un poco!-

Hermès -¡Vamos Apolo corre!-

Apolo -¡Hermès!... Carajo ¿Por qué vine de sandalias?-

Los Dioses corrieron hasta llegar con la pobre oveja, ésta era una hembra que se encontraba arrecostada en el suelo, el animal se encontraba balando eufórica, cuando Apolo la vió rápidamente comprendió que la pobre se encontraba pujando, estaba en pleno trabajo de parto, el Dios tras ver ésto se dirigió a ayudar a la pequeña mientras le enseñaba a su hermano lo que estaba sucediendo, el Dios de la Luz le comentó a Hermès que la oveja estaba por ser mamá, y le pidió que lo ayude a sacar al hijo, luego de unos minutos se pudo oír un pequeño balido, era un corderito, el recién nacido se acercó a Hermès con cuidado y lentitud, y cuando Hermès lo intentó acariciar el pequeño animal comenzó a chupetear el dedo índice del Dios como si se tratara de los pezones de su madre, el joven Dios miró al pequeño con ternura y entre risas provocadas por la sensación que el corderito le causaba mencionó a su hermano mayor,

Hermès -Que asco... Pero que tierno también-

Apolo -Es muy dulce, la mamá ya puede descansar... Oye... Ponele un nombre, ¿Te gustaría?-

El Juicio Final: Duelo De PanteonesWhere stories live. Discover now