Capítulo 2

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Isaak

20 días antes

—No pienso hacerlo.

—Lamento decirte que estás obligado.

Lo que me estaban obligando a hacer era una completa locura. Yo no quería formar parte de esto, pero las malas compañías me han guiado a tomar malas decisiones. Esta era una de ellas.

—No quiero formar parte de un tiroteo, Luke— respondí. Luke es una de las malas compañías de las que hablaba antes. Lo conocí hace 5 años y me sacó de la calle, algo por lo que le estaré eternamente agradecido, pero a cambio tenía que cumplir sus órdenes—. Son personas inocentes las que van a estar en esa discoteca. No podemos arruinarles la vida así como así.

A los 17 años caí en las drogas. Mis padres hicieron todo lo posible por ayudarme, pero yo no me dejé ayudar. Al final, me echaron de casa cuando vieron que no tenía intenciones de dejarlas. Lo entiendo y no los culpo. A partir de ahí, dejé de tener relación con ellos. He intentado volver a tenerla varias veces, pero no quieren saber nada de mí hasta que me deshaga de todo lo malo que actualmente me rodea.

Les he intentado hacer entender que no puedo, que se lo debo a Luke porque él me acogió en su casa cuando yo no tenía una. Luke es 20 años mayor que yo y se dedica a las apuestas ilegales de boxeo. Yo, sinceramente, no sé mucho sobre el tema, y no porque no haya querido aprender sobre ello, sino porque dice que es demasiado peligroso que un "niñato" se encargue de estas cosas. En cambio, cuando tiene que pegarle una paliza a alguien o encargos parecidos –así es como lo suele llamar él–, sí que me pide ayuda. Y paga muy bien. Así que ahorré lo suficiente para comprarme un piso.

—Sabes que Lorenzo es el dueño de ese club nocturno y también sabes que me debe pasta.

—Tú mismo lo has dicho. Lorenzo te debe pasta, no toda la gente que estará allí esa noche—intenté razonar con él—. ¿Por qué no podemos, simplemente, hacerle daño a él?

—Está decidido, Isaak—respondió él rotundamente—. Te infiltrarás con dos compañeros más en la discoteca, Mason y Logan. Desde el pinganillo, me tendréis que indicar sobre la seguridad del local: si es baja, media o alta. Para que los demás podamos entrar, tendrás que iniciar una pelea y atraer a los seguratas que se encuentren en la puerta. Mason, que se encontrará cerca de ella, me avisará cuando podamos acceder.

Todo esto me seguía pareciendo una maldita locura. La parte de iniciar una pelea es la única que podría aceptar, pero ya sabía que eso no era lo peor.

—Cuando estemos todos dentro, se os acercará uno de los nuestros y os entregará un arma, con la cual podréis empezar a disparar a todo aquel que se os interponga en cuanto dé la señal por el pinganillo—prosiguió él como si nada—. Cuando lo crea conveniente, daré otra señal para que os pongáis las máscaras antigás, que se repartirán conjuntamente con la pistola, empezaré a lanzar las bombas de humo y estas dejarán a todo el que no tenga la máscara inconsciente, con el propósito de que se les borre la memoria. Fin.

—¿Fin? Esto no es una puñetera película, Luke—dije enfadado por la poca importancia que le daba a la vida de los demás—. ¿Acaso no sabes todos los daños que puede conllevar este tiroteo? No es una buena idea.

—No pongas en duda mis métodos, niño. Se hará lo que yo diga y punto—dijo poniéndose de pie—. Ya puedes irte a casa.

Me levanté, crucé la habitación echando humo y cerré la puerta de un portazo.

Ya sabía que Luke era capaz de hacerle mucho daño a alguien que le debe dinero, pero no hasta este extremo. Eran personas inocentes, ¿acaso no le importaban sus vidas?

Era evidente que no.

5 días después

—Estamos dentro—anunció Logan por el pinganillo.

Acabábamos de entrar en el local y ya quería irme. Cada uno se fue a su puesto y el siguiente movimiento tenía que hacerlo yo. Fui directo a la barra para poder tener una panorámica de todo el club y encontré mi objetivo. No muy lejos de la puerta, había una pareja formada por un chico, el cual gritaba e intentaba sacar de allí a una chica. Ella le estaba negando con la cabeza y gritándole incluso aún más. O eso parecía, porque la música sonaba demasiado fuerte como para saberlo. Me quedé observando la discusión hasta que ella le dió un bofetón.

Toma ya

En cuanto vi que él intentaba devolvérsela con mucha más fuerza, me acerqué corriendo y lo empujé lejos de ella.

—¿Tú quién cojones eres? ¿Acaso no sabes quién soy? — me preguntó con rabia.

—¿Debería importarme?

—Soy su novio y el maldito dueño de este local. El mismo que podría echarte a patadas de aquí ahora mismo— respondió con altanería.

Puse los ojos en blanco al reconocer a Lorenzo y me giré hacia la chica.

—¿Estás bien?

—No necesitaba tu ayuda, lo tenía controlado— me dijo.

Encima es orgullosa

De reojo, pillé al imbécil intentando acercarse otra vez. Me volví hacia él y se me encaró.

—Hazte un favor y pírate a dirigir este antro.

Hizo caso omiso a lo que le dije y me intentó dar un puñetazo que esquivé. Sin embargo, él no esquivó el mío.

Empezamos a pelearnos y se nos acercaron los seguratas de la puerta, tal y como tenían que hacerlo. Nos separaron y, cuando intentaron echarme, entraron Luke y todos sus secuaces con armas en la mano. Los seguratas intentaron sacar las suyas, pero no les dió tiempo porque ya estaban desplomados en el suelo.

Me entregaron mi arma junto con la máscara y a partir de ahí solo escuché gritos, disparos y la orden para que nos cubriésemos boca y nariz con la mierda rara esa. Lo hice y me giré hacia la chica de antes justo a tiempo para poder sacarla de allí en brazos.

Una vez fuera, me di cuenta de que estaba inconsciente y de que, gracias a Dios, solo había sufrido un disparo en la pierna derecha. Me quité la máscara antigás y la tiré a una de las basuras que había de camino al aparcamiento.

Vi que la desconocida se removía entre mis brazos y recé para que, por favor, no se despertase hasta que llegásemos al hospital.

No lo hizo.

Cuando dejé que los enfermeros se la llevaran a quirófano para extraerle la bala, seguía inconsciente. Me hicieron muchas preguntas y solo pude responder que había habido un tiroteo en el Cotton Club y que había mucha gente herida.

Después de eso, me dirigí al coche mientras me preguntaba por qué había traído a la chica al hospital. Al fin y al cabo, no la conocía de nada.

A día de hoy sigo sin saber la respuesta.

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Notita: Hola!! Espero que os haya gustado este segundo capítulo, me gustaría aclarar una cosa:
Realmente no sé si existen bombas de gas que te borren la memoria (juraría que no), así que me lo he inventado para que la trama del libro tenga sentido jeje. Un besazo a todos y a todas.

Crónicas de una mente nubladaWhere stories live. Discover now