Cuando nadie ve

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"¿¡David!?", abrió los ojos y su rostro fue la primera imagen que vio, parpadeó varias veces, no era posible que, precisamente él, a quien menos quería ver en ese momento, estuviese frente a ella, con esa expresión de preocupación, ¿a quién mentía?, porque a ella no.

"tu madre me pidió el fa...", de un solo movimiento, se levantó del sofá, miró a todas partes, estaban en la oficina presidencial de la empresa.

"le puedes decir que ya estoy perfecta", fríamente, lo liberó de la penitencia a la que su madre, lo había condenado y comenzó a caminar rumbo a la salida, estar encerrada junto a él regresaba sus mareos, di la verdad.

"ven acá, ¿adónde vas?", se apresuró para alcanzarla, la sostuvo delicadamente por el brazo para detenerla, "no me has dicho cómo te sientes", tenía que confesarlo, su corazón se paralizó cuando la vio caer al suelo de esa forma tan estrepitosa.

"¿para qué lo quieres saber, no era que me odiabas?", altanera, alzó la vista para dirigírsela, en ningún momento, le mostró debilidad por la presencia de sus manos en su piel.

David le sostuvo la mirada, mantuvo el silencio, era preferible no mencionar palabra, incluso, dejó de tocarla, en sus gestos le demostraba su incomodidad, lentamente, como quien no quiere las cosas, su mano abandonó el contacto.

"gracias", le viró la espalda sin mirar atrás.

Caminaba por los pasillos de la empresa con deseos de regresarse, poner el orgullo a un lado, comérselo a besos por haberla cuidado mientras recobraba la consciencia y decirle que su intención no había sido usarlo para sus planes de venganza, que sería incapaz de herirlo o de jugar con sus sentimientos, si se moría por su amor, recostó la frente en una de las paredes que más cerca tuvo, cerró los ojos imaginándose entre sus brazos, recibiendo su calor, sus caricias se eliminaría su estrés, porque eso era lo que había provocado su desmayo en frente de todos, quizás si lo tuviera a su lado, nada de eso hubiera ocurrido, ¡egoísta!, ignoró la voz de su mente, no le permitiría que la atormentara, ella solo quería amar y ser amada, respiró profundo, sus ojos la traicionaron, al darse cuenta de que sus deseos eran casi imposibles de cumplir en ese preciso instante.

"¿hija?", confundida por verla allí en esa posición, pensó que se había mareado nuevamente.

"mamá", respondió a su llamado, su primer impulso fue reclamarle, "¿regresamos al desfile?", cambió de opinión.

"¿y David?", creía ella que su madre daría el tema por terminado.

"no lo sé", indiferente, dio su respuesta, "desperté y salí de la oficina", informó.

"¿ni siquiera le agradeciste por cuidarte?", se había propuesto darles una lección a los dos, parecía que debía redoblar sus esfuerzos para lograr unirlos, no podía definir, cuál era más terco y orgulloso que el otro.

"no hay nada que agradecer porque yo estoy perfecta", no daría su brazo a torcer, tenía una mezcla de rabia y pesar revolucionando su interior, pero, si confesaba lo que sentía, debía desempolvar el pasado, nada recomendable por el momento, "¿vienes o te quedas?", la apresuró adelantándose para que la siguiera.

Pronto regresaron a la fiesta, donde, ya casi nadie recordaba absolutamente nada sobre su desmayo, conversaban alegremente, bebían desmedidamente con sus copas en las manos, y la mesa donde antes estuvo el buffet, le faltaba bien poco para vaciarse.

"¿regresaste?", Isaac, fue el primero en darse cuenta de su regreso, "¿de seguro mejoraste instantáneamente al recibir los cuidados de tu galán?", a sus espaldas, se había propuesto coludirse con Cruella para acercarla a David, no tenía el placer de conocerlo personalmente, pero si su amiga previamente había dado su visto bueno, quién era él para profundizar en el tema.

Cuando se añora un amorWhere stories live. Discover now