One shots Wyler

Rest

La brisa de otoño mece las hojas de los árboles. Algunas se han teñido de naranja y caído al suelo por la temporada. El viento y el cielo nublado advierten una tormenta.

Bajo la sombra de un sauce llorón, ajenos a su alrededor, una pareja de adolescentes descansa.

Merlina lee un grueso libro mientras Tyler descansa en su regazo, el viento le acaricia las mejillas y se vuelve conciente de la tormenta que se acerca, es hora de regresar. Han pasado toda la tarde debajo el árbol de sauce.

Se supone que se reunirian ahí y luego decidirian que hacer el resto del día. Eso no pasó. Luego de que llegarán y charlaran un poco sentados en la hierba, Tyler se recargo en ella y se quedó profundamente dormido. La poco piedad que hay en ella le impidió despertarlo, sabia que estaba teniendo unos días muy pesados entre el trabajo y la escuela, era de esperar que estuviera cansado. Leyó mientras el descansaba en sus piernas, pero ahora que veía la tormenta acercarse sabía que era hora de irse. Tenía que despertarlo. Por más que le gustaran las tormentas no deseaba quedarse atrapada en esta.

Cerro el libro suspirando y dirigió su mirada al chico. Seguía profundamente dormido. Sus rizos castaños se esparcian por su rostro, que permanece con una expresión tranquila. Nunca se lo confesaría a nadie, pero cada vez que lo mira su corazón se acelera. Es como si un veneno mortal recorriera sus venas y culminará con un efecto letal en el corazón. No puede decir que no le agrade.

-Tyler- llama una vez.

-¡Tyler!-repite subiendo el tono de su voz.

El chico reacciona a su llamado despertando con un ligero sobresalto. Se sienta en el pasto. Mira a su alrededor frotándose los ojos mientras regresa al mundo de la vigilia.

Esta sentado en el pasto, debajo del sauce llorón del cementerio, su lugar predilecto para reunirse con Merlina... ¡Merlina! Gira su cabeza hasta encontrarse con su novia. Ahí esta ella. Con su mirada seria, sentada en el pasto con él y la espalda recargada en el tronco del sauce.

No tarda mucho en entender lo que a pasado, siente que ha arruinado su cita. No disponen de mucho tiempo para verse y se siente algo culpable de haberle echo perder su tarde vigilando su sueño.

-Mer... yo... me quedé dormido.-

-Lo sé.

-... lo siento.

-¿Porqué?

-Bueno...- empezó a decir mientras se rascaba la cabeza.- se supone que tendríamos una cita en el pueblo hoy... y... supongo que arruine los planes.

-Pase un buen rato, me gusta leer en los cementerios- dijo con su tono habitual mientras miraba el libro.

Entonces fue consiente de algo. Merlina no era el tipo de persona que se quedaba en un lugar solo para complacer a los demás. Si se había quedado con él, velando su sueño era porque así lo quería. Ese pensamiento le causó una sonrisa. Era adorable, a su retorcido y siniestro modo.

El rugir de las nubes lo regreso a la realidad. Entonces fue consiente de la tormenta.

-Hay que irnos.

Ambos se levantaron y caminaron rumbo a las puertas de metal que marcaban la salida del lugar.