Día 4 - Las cicatrices.

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Lo había preguntado alguna vez, pero la barrera del lenguaje en ese momento le impidió tener una respuesta concreta.

«¿Por qué Vegetta tiene cicatrices de vidas pasadas?»

Su respuesta en ese momento fue alzar los hombros y alardear de su fuerza, contar cómo sobrevivió a peleas feroces, y enemigos inefables, pero eso no hacía que Foolish olvidará la intriga que le generaba esa pregunta sin resolver.

Leo estaba dormida ya, ese día el Tótem decidió quedarse a dormir con su novio esperando tener una noche apasionada, sin embargo, la pijama favorita de Vegetta le vaticinó que no sería así. Su amado Sabio nunca pensaría en ensuciarla con esos actos pecaminosos, no podría hacerle eso al estampado de unicornios que la adornaban. Foolish comenzaba a odiar ese estampado.

El híbrido entró a la cama desanimado, contemplando a Vegetta con calma y descubrió qué una vez que asumió que esa noche solo sería para brindarse compañía, comenzó realmente a disfrutar de lo afortunado que se sentía por poder disfrutar de un Vegetta tan «humano».

Su novio se había colocado lentes de lectura, mientras una suave luz iluminaba su rostro y el libro del cual no apartaba la vista, interesado plenamente en su contenido. Ya había visto su rostro serio antes, pero siempre le impresionaba lo mucho que cambiaba, era atractivo de una manera diferente. Esta versión de él también le gustaba.

De pronto sus ojos morados lo descubrieron con la guardia baja, pues su rostro tenía un gesto torpe de enamorado, el Sabio empeoró las cosas dedicándole una leve sonrisa de esas que le derretían el corazón.

Vegetta se acercó para darle un tímido beso en la comisura de sus labios, pero fue su mano la que robó el protagónico, pues para «apoyarse» tuvo que ponerla sobre el muslo interior de Foolish, generando en él una reacción violenta, el calor subió a su rostro de golpe, entre balbuceos y movimientos erráticos casi tiraba la lámpara de noche.

El otro se rio satisfecho, haciendo esa risilla traviesa y orgullosa, el gusto por su fechoría le hizo permanecer con una sonrisa en los labios mientras fingía inocencia y continuaba con su lectura.

Cuando el más alto de los dos recuperó la compostura sintió un deseo de venganza por el atentado contra su pierna, eso fue una declaración de guerra.

Las cosquillas serían un buen contraataque, pero antes de poder llevar a cabo su merecida venganza, las manos desnudas de Vegetta captaron su atención, pues la ausencia de sus guantes blancos dejaban al descubierto sus cicatrices, las misteriosas cicatrices.

¿Era el momento? ¿Debía preguntar sobre las marcas ahora? Su pierna aún se sentía ofendida.

Si, primero era su venganza.

Tomó a Vegetta por la cintura, sorprendiéndose de que por la diferencia de tamaños casi podía rodearla por completo solo con sus manos. Para no lastimar a Foolish el otro no se defendió y se dejó llevar hasta su regazo, donde cuestionó con su mirada lo que el tótem haría a continuación, solo basto con que alzara la ceja.

Inconscientemente el híbrido se puso nervioso, era como si Vegetta lo leyera perfectamente y supiera qué tontería pensaba hacer, a veces parecía más su padre que su novio.

Sin embargo, su pierna tenía que ser vengada y si Vegetta quería que respetara su pijama no debía hacer esas cosas.

Foolish sonrió tontamente ante la mirada de advertencia de su novio, mirada la cual ignoró y comenzó a besarle el cuello erráticamente, sus manos se movieron traviesas en su abdomen provocando cosquillas por todo su cuerpo. El Sabio para intentar librarse se retorció entre sus brazos. Cuando se trataba de peleas bobas Foolish era más fuerte que él, más que nada por su tamaño, además de que no quería resistirse y hacerle daño.

Fooligetta WeekWhere stories live. Discover now