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Título: Lucha.

La lucha está arraigada en el ser mismo de un shinobi. Su ADN tallado a partir de generaciones de ancestros con chakra que lucharon y entrenaron toda su vida.

Luchar, para un ninja, es tan natural como respirar. Lucha con palabras, espadas, kunai, ilusiones, puños, mentiras, trampas, jutsu. Luchando contra enemigos, monstruos, convocatorias. Luchando contra la muerte. Luchando por los compañeros, su pueblo, su vida, su familia y amigos. Luchando por su gente preciosa, su futuro, su presente y su pasado. Luchando para que otros no tengan que hacerlo.

Luchando por la paz.

Naruto es un ninja, un shinobi de la hoja oculta, líder de la alianza shinobi. Él pelea.

Lucha por su precioso pueblo, por la esperanza, por el futuro, por el pasado y por el presente.

Él lucha para que otros no tengan que hacerlo.

Lucha porque todavía cree en el sueño de su sensei.

Lucha porque necesita poner fin a su pesadilla personal.

No es una revelación marcada cuando su sensei les dice que participarán en los exámenes de Chunin. La única nota mental que hace es que la información se les entrega un día antes. Todavía tienen que conocer a los hermanos de arena, después de todo.

Al mirar el delgado trozo de papel que sostenía entre sus dedos, Naruto sabe que esta es otra pelea, una entre muchas que conforman la guerra en la que se ha convertido su vida. Y luchará. Lucha por sus compañeros de equipo, los Nueve Novatos, el chico del equipo, su sensei y el anciano Hokage. Lucha por Konoha, Suna, Kumo, Iwa, Kiri. Lucha por todos ellos. Porque nadie más puede, nadie más sabe, excepto un anciano y tres jounin que tienen las manos atadas.

Así que luchará y ganará porque no puede darse el lujo de perder. Aqui no. Ahora no. Porque algo es diferente en esta rotación. Algo ha cambiado y puede sentirlo en la forma en que Kurama no ha tratado de matarlo en todas las visitas que ha hecho. En la forma en que Kakashi no había reaccionado en exceso ante una revelación que dejaría a los demás incrédulos. En la forma en que Sasuke aceptó con más gracia las noticias sobre su hermano, en la forma en que quiere que el Uchiha esté en casa en lugar de en el suelo. En la forma en que Sakura tomó las prácticas médicas hace una semana. En la forma en que Sasuke no se lanza a pelear con el rubio, a pesar de saber que Naruto es poderoso. En la forma en que el aire no huele a ceniza y la tierra no sabe a sangre. En la forma en que las nubes son rojas y los lirios rozan su piel.

[...]

Encontrarlo de nuevo es más doloroso que Kakashi, Sasuke y Sakura. Porque ellos también fueron sus amantes en algún momento. Kakashi es su primera relación significativa, la primera que recuerda que lo dejó incapaz de luchar durante días y días. Sasuke y Sakura dolían, pero eran como hermanos en los últimos bucles, ahora más que nunca y era como un bálsamo para la herida.

Pero él, él que le ganó en el sombrero en cada línea de tiempo. Aquel cuyas sonrisas son tan pequeñas y tan raras que al ver una dejaba a Naruto aturdido durante horas, y el bastardo también lo sabía. El que huele a calor y a arena y a hogar. Aquel que, cuando cayó Konoha, una y otra vez ofreció su aldea como refugio a los shinobi rotos que sobrevivieron. Aquel cuyo cabello es tan rojo como la sangre que se derramó a su alrededor. Aquel cuyos brazos, envueltos alrededor de la cintura de Naruto, hacían que el rubio se sintiera invencible y dolorosamente seguro. Aquel cuyos besos abrasaron, más calientes que el desierto, eliminando el sabor de la muerte como si nunca hubiera estado allí. El que ofreció más devoción y amor del que Naruto se creía merecedor, porque sabía cómo terminó todo.

Un mañana prometedor. | 𝗜𝘁𝗮𝗻𝗮𝗿𝘂 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora