15. Un segundo plan

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            Unas manos me sostuvieron la cintura y me apartaron del cuerpo. La que decía llamarse Rose comenzó a toser descontroladamente y vi atisbos de lágrimas escaparse de sus ojos. ¿Qué tanto podía llegara fingir una persona?

            Larry me dio media vuelta y me apretó en un abrazo. Sentí todo mi cuerpo temblar para rápidamente, pasar a manos de Aaron.

            Coloqué mi nariz en su cuello y mis manos se aferraron a sus hombros, a medida que sus palmas subían y bajaban por mi espalda.

-Tranquilízate, no conseguiremos nada de ella a la fuerza. Ya está asustada, será fácil lograr que diga todo. –La voz de él sonó segura, así que me obligué a imitar su postura.

            Larry tomó a Rose de un brazo y la observó de una manera curiosa, como intentando reconocer a alguien que nunca se ha visto. Ella sollozaba levemente y frotaba su cuello, en un intento de desaparecer las marcas rojas que se iban formando.

            Caminamos hasta la sala y miré al piso de arriba. Los trillizos no estaban por ningún lado, siendo que por el disparo hubieran salido.

            Larry dejó a Rose en uno de los asientos de cuero. Siguió retorciéndose nerviosa, hasta que volví a sacar mi arma y colocarla en mis piernas.

-Mira, probablemente tengamos toda la noche para discutir sobre esto, pero bien sabes que mi paciencia es poca. No me hagas recurrir nuevamente a la fuerza y comienza a hablar. –Espeté antes de que alguno me ganara a tomar la primera palabra.

            Pasó una de sus manos por sus mejillas, limpiando la humedad de estas. Volqué los ojos ante el gesto, pero me tranquilicé al sentir la mano de Aarón en mi rodilla.

-Mi nombre no es Rose, para empezar. Soy Lilly. –Sentí a Larry tensarse a mi lado y entendí su molestia. Yo estaría mucho peor si me enterase que mi esposo no fuera quien decía que era, literalmente. –Antes de ser de la CIA, formé parte del FBI, así fue como llegaron hasta mí. Tengo una hija que actualmente reside en Italia, de dieciocho años aproximadamente. Un día uno de los criminales a los que perseguía la secuestró hasta la fecha hoy presente... Esto sucedió el día después de que la CIA me haya contactado. Dijeron que tenía que aceptar el trabajo obligatoriamente si deseaba que mi hija siga respirando, y así lo hice. Yo les revelaba información secreta a cambio de una vida segura para mi hija... Leny.

            Una nueva lágrima se escapó de sus ojos, pero me negué a tener compasión de esa mujer.

-Poco después conocí a Larry. –Sus ojos se dirigieron a él de inmediato, pero no aceptó el contacto y la ignoró. –Me enamoré y no sé por qué, me dejaron casarme con él. No me dijeron ni hicieron problema de nada, de seguro porque les beneficiaba en algo. Cuando nos mandaron aquí, se contactaron conmigo y ya tenían planeado todo. Ellos querían desde un principio que tú o Chris se casara con Aarón... O Nik. Así tendrían contacto directo con la inmensa cantidad de dinero que poseen, y más contactos en el extranjero. ¿Qué podía hacer yo? No había nada en mis manos para lograr salvar a mi hija, que no sea obedecer las órdenes.

            Bajó su cabeza en señal de vergüenza y me sumergí en mis propios pensamientos.

            Estaba tan confundida que ya ni siquiera sabía si seguir odiándola o dejar pasar todo esto y ayudarla. Intenté ponerme en la misma situación que ella, no hubiera dudado en ir en busca de ellos y asesinarlos con mis propias manos, así que no me era fácil poder perdonarla y entenderla tan fácil.

-Siempre confié en ti, a pesar de que no teníamos demasiado contacto, creí que podía contarte todo. –Murmuré hundiéndome en el sofá. –Al parecer me equivoqué, ¿quién sabrá cuantos secretos revelados habrás divulgado a ellos? ¿Cuántas cosas de mi ámbito privado ya no son más íntimas, sino, compartidas? –A medida que hablaba más, mi tono de voz se elevaba.

Los Lassen.Where stories live. Discover now