17- Un par de caladas.

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Luzu miró con espanto como se llevaban a Liam antes de acercarse preocupado a Raúl, antes de mirar a Samuel.

—No se que ha pasado, lo siento mucho. —Miró al mayor y miró ahora al chico sangrando. —Lo siento mucho, no debería haberle dejado comprarme alcohol. —Agachó la cabeza avergonzado.

—No te preocupes, ahora hay que llevarlo a la habitación y limpiarle la ceja. —Samuel acaricio un poco la espalda del menor y levantó la vista antes de mirar a un alumno. —Acompaña a Luzu a nuestra habitación.

El chico se acercó y llevo a Luzu el cual se había puesto a llorar a la puerta de la habitación de Samu. El mayor miró el cuerpo de su amigo y suspiró antes de llamar a Rubén.

—¿Estas ya en la terraza? —Contestó rápidamente.

—Cambio de planes, necesito que vayas a mi habitación. —Suspiró levemente. —Han pegado a Raul y Luzu está con un ataque de nervios, están de camino a mi cuarto. Nos vemos ahí. —Colgó y se guardó el móvil en el bolsillo antes de levantar a Raúl en cual tenía un poco de consciencia.

Samuel consiguió levantarle y poco a poco consiguieron llegar al ascensor. —Y yo solo venia a comprar tabaco y a buscarte. —Susurro un magullado Auron apoyando su espalda en el ascensor.

—Primero vamos a curarte y luego si quieres subimos a la azotea y hablamos mientras nos echamos un cigarro. —Samuel le cortó antes de un relato de arrepentimiento y Raúl asintió.

Las puertas se abrieron y Samuel colocó el brazo de su amigo por encima de sus hombros antes de caminar hacia la habitación, donde se encontraban Luzu y Rubén esperando.

—Píllame la tarjeta, está dentro de la sudadera. —Habló Samuel mirando al rubio de los cuatro.

Rubén asintió y metió la mano en el bolsillo para sacar la tarjeta y abrir la habitación. Entró primero Samuel y Raúl y luego los otros dos, los cuales encendieron las luces y despertaron a los otros dos amigos.

—Apagar la luz. —La voz adormilada de Fargan se escuchó mientras escondía la cabeza en la almohada.

—¿Qué hacéis? —Guille levantó la vista y abrió los ojos de par en par antes de saltar de la cama. —¿Qué cojones te han hecho Raúl?

—¿Qué? —Fargan decidió asomar la cabeza y pudo ver como Raul tenía un rastro de sangre que iba desde su ceja hasta casi su cuerpo. —¿Quién ha sido? Decirme quien ha sido que te juro por mi madre que le parto hasta la médula.

—Nadie le va a partir nada a nadie, ¿entendido? —Comentó Samuel mirando a los otros dos chicos recién despertados. —Ahora os lo explicamos, Fargan tráeme el botiquín, Guille tú tráeme una toalla húmeda, Rubén abre el grifo de la ducha y Luzu ayúdame a quitarle la ropa con cuidado.

Todos los chicos obedecieron y fueron a hacer las cosas pedidas. Luzu con cuidado le quito la camiseta mientras Samuel le quitaba los pantalones. Luzu observó el cuerpo del mayor y dio una suave caricia sobre una zona magullada de su pecho, sabía que no podía demostrar sus sentimientos, pero ahora mismo tenía mucha preocupación como para pensar en algo más. Samuel se fijó en las caricias y en la preocupación tan fuerte que tenía Luzu que entendió todo, o eso cree él.

—Ya está todo, intenta incorporarte. —Samuel le dijo con tranquilidad y Raúl lo hizo con una leve queja.

—¿Se puede saber que cojones ha pasado? —Un Fargan hostil se puso de brazos cruzados viendo como Samuel comenzó a curar las heridas de Raúl preocupado.

—Todo ha sido por mi culpa... —Luzu susurró en el suelo con la espalda apoyada en la cama.

—¿Le has pegado tú? —Fargan dio un paso hacia Luzu.

Fryeburg || rubegettaWhere stories live. Discover now