Capítulo 3

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Tyler Hamilton.

Si, alguien me hubiera dicho hace unos meses atrás, que los hombres lobos existen, que ellos están destinados a solamente una persona, que están unidos por una diosa de la luna llamada selena, que es un hilo rojo que nadie puede romper, solo ellos mismos si deciden rechazarse mutuamente, que sus compañeros no solo pueden ser de su misma especie, sino también de otras, como los humanos, y si me hubieran dicho hace un par de meses, que aquí iba a estar en medio de la nada, en un pueblo hermoso, tratando de escapar de mi pasado me iba a encontrar, con que estoy en el pueblo donde vive la reina de los hombres lobos y que aparte soy su compañero, me hubiera dado un ataque de risa por tal imaginación, y le hubiera preguntado qué clase de droga está consumiendo.

Aún estamos en la casa de la manada real, aun nos encontramos en la oficina de la reina Alpha de los lobos, mi abuelo mira incrédulo a Leonor y mi padre no deja de abanicarse el rostro.

─ ¿esto es una broma, cierto? ─ Mi abuelo no podía dejar de mirar a Leonor, y yo podía sentir los latidos de mi corazón tan fuertes, que me comenzaban a zumbar los oídos.

─No, no es una broma, su hijo Tyler es el compañero que la diosa de luna unió a mí, y créame Señor Hamilton que a mí me sorprendió mucho más, nunca pensé en encontrar a mi compañero, y mucho menos a un humano. ─ Ella me miro con algo de desagrado lo cual hizo que me molestara bastante.

─ ¿disculpa? ─ pregunte enfado mientras me acercaba a su escritorio.

─ ¿acaso soy muy poca cosa para usted su majestad?

─ usted es débil para mi señor Hamilton, en un ataque, serias el primero en morir, yo dejaría a todos desprotegidos por tratar de salvarte a ti, eres débil para la manada, eres un simple humano.─ mientras me enfrentaba se había levantado de su silla, y se había inclinado sobre su escritorio quedando tan solo a centímetros de mí.

─ Entonces no te sirvo, como dices tú, deberías rechazarme ¿no crees? Así te buscas a tu compañero ideal, su majestad.─ ella golpeo tan fuerte el escritorio, que pensé por un momento que se había partido por la mitad, cerro los ojos, y cuando los volvió abrir puede ver como sus ojos cambiaban de color entre sus hermosos ojos azul cielo y un dorado tan brillante como el sol.

─Talvez debería hacerlo.─ contraataco entre dientes.

─Talvez.

Ambos nos desafiábamos con la mirada, sus ojos aun seguían cambiando de color, como si alguien quisiera tomar el control y ella estuviera luchando por contenerla, la oficina se hacía cada vez más pequeña, se estaba volviendo asfixiante, pero no podía dejar de mirarla, la tensión entre ambos, se podía cortar con una tijeras.
Ella es tan hermosa, desde un principio había sentido algo extraño por ella, no amor, eso no, sería muy pronto, pero si una atracción una peligros.

─ Disculpen, pero talvez deberían hablar en otro momento, ahora todos estamos un poco alterados, su majestad si usted lo permite, nos marcharemos a nuestra casa, y así todos tendrán tiempo de pensar bien las cosas.─ por primera vez hablo mi padre, apretó ligeramente mi hombro, pero aun así no dejaba de enfrentar con la mirada a Leonor, de pronto su mirada se nublo por unos segundo.

─ Mi beta viene en camino, el los llevara, si no les importa tengo cosas que hacer.─ y sin decir nada más salió de la oficina dando un fuerte golpe al cerrar.

Solté el aire que mis pulmones tenían retenido, la mujer me estaba sacando de mis casillas y por si fuera poco, ambos éramos desafiantes, y eso no nos ayudaba, si ella estaba dispuesta a rechazarme, yo no podría negarme.

─ Bueno…eso estuvo algo intenso, digo….la tensión sexual se podía cortar en el aire.

─Papá…por favor, ¿tensión sexual? Esa mujer es la persona más rígida del puto planeta, no sé cómo su “diosa” le da un compañero, debería dejarla sola, es una bruja, antipática..

Amado y Deseado por Mi Reina AlphaWhere stories live. Discover now