tres

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𖤐




La alarma sonó, obligando a la chica de cabello negro a tomar su teléfono y lanzarlo en algún lugar de la habitación.

Era sábado, eso significa que Lola entraría a trabajar en unas horas.

Con molestia se levanto de su cama, fregando sus ojos. Deseando haber nacido en una familia millonaria, donde solo con mover un dedo tenga todo a sus pies.

Pero lamentablemente, no era así para ella. Desde que su padre la abandono su abuela la crio como pudo, y se tuvo que independizar a muy temprana edad por los escasos recursos de su casa. De chica fue muy independiente, jamás necesito nada de nadie.

-¿Ya despertaste? - su abuela encendió un cigarro mientras colocaba pan en la tostadora.

-No, abuela. Sigo dormida. - Hablo con molestia mientras se servía jugo.

-Me encanta tu carácter. - Nora le guiño un ojo. - ¿Hoy iras a misa?

-Eh...- Lola tomo la tostada que salió de la tostadora. - Seguramente.

-Bien. Iré contigo.

-¡No! - ambas se miraron en silencio. - Es decir...- Lola reía nerviosamente. - Será aburrido...

-Iré igual, Lola. - Su abuela termino su cigarrillo. - Te esperare cuando vuelvas de tu turno en la cafetería.

Mierda. Mierda. Mierda.

Tendría que buscar otra excusa para seguir trabajando en el club, solo le quedaba un poco más para el boleto hacia Italia. Mas el dinero que tendría que llevar para alojarse.

En realidad, Lola era pésima haciendo cálculos. Con lo que tenía, solo le alcanzaba el boleto más barato.

-Genial. - hablo molesta. - Nos vemos luego. - Salió de la casa, trato de arrancar su vehículo, pero no pudo. -¡Vamos, mierda! - nada. -¡Joder! - hizo énfasis en la erre.

-¿Te llevo? - Ella rodo los ojos al ver a su compañero de curso. - Buen día para ti también. - sonrió, queriéndole acariciar el cabello. Ella se alejó molesta, sin hablarle. - ¡Ven! - el chico la tomo de la cintura.

-¡Suéltame, Demian! - lo empujo fuertemente. -Joder...- El día estaba muy bonito para caminar, pero...- Llévame. - ordeno. El chico felizmente le abrió la puerta de su auto, guiñándole el ojo cuando ella entro. Ni si quiera lo había notado, Lola solo quería llegar al trabajo.

-¿Cómo has estado? - pregunto, llevando una mano hacia el muslo de la chica que lo aparto rápidamente.

-Bien.

-¿Aun piensas en lo nuestro? - Lola rodo los ojos con exageración, preguntándose por que no camino hasta su trabajo.

-No. - Recargo su cabeza en la ventana del auto.

𝗟𝗢𝗟𝗔 | 𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora