Tragué en seco al tenerlo tan de cerca, al oír su voz nuevamente.
-Siéntense. - Escuché al coronel mandar, pero no me moví. Mantuve mi mirada firme al pendejo que tenía enfrente de mí.
-Lola...- Ezra trató de llamar mi atención.
Pero, no podía despegar mi mirada de él. No quería hacerlo, se ve guapo. Muy guapo, joder. Me lleva la puta mierda. Quería dispararle en su pie de mutante.
-¡Lola! - El coronel trató de gritarme. - Lo...
-Vuelves a gritarme y me marcharé. - Amenacé, sin dejar de ver a Tom.
-¿Se supone que tú nos...? - Tom finalmente habló. - "Cuidaras" - Hizo comillas con sus dedos, burlándose.
No le conteste, lo ignoré. Pase de él como si no existiera, aunque mi estomago dolía y mis manos sudaban a lo desgraciado.
Me senté a un lado de Ezra. Enfrente tenia al resto de la banda y en la cabecera de la mesa al coronel.
-¿Quieren algo para tomar? - Preguntó. Todos negaron y contestaron.
Menos yo y Tom. Quien aún manteníamos nuestras miradas firmes el uno con el otro.
-¿Lola, Tom? - Ninguno respondió. -¿Ustedes ya se conocen, ¿verdad?
-No. - Hablamos seriamente al unísono.
Podía sentir como se miraban entre todos, preguntándose porque nos mirábamos de tal manera, o tal vez nuestra tensión era tal que ninguno podía modular palabra.
-Teñiste tu cabello... tienes más perforaciones. - Musitó, viéndome. No le respondí. -¿A que juegas, ridícula?
-Oye. - Ezra se metió. - Si trabajaremos para ustedes no dejaré que le falten el respeto a mi compañera. - Tom rio burlonamente, cruzándose de brazos.
-Claro. - Habló con egocentrismo.
-No necesito que me defiendas. - Hablé seriamente. - Continue, coronel. - Rompí el contacto visual con Tom. Mientras daba pequeños toques en el suelo con mi pie, mi ansiedad era muy notoria.