¿Que tienen tus ojos?

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La puerta de su habitación se abrió de golpe asustándola.

— Ino, necesito que ayudes a Yu, de un momento a otro se desmayo y creo que está enferma

— ¿Se desmayó? ¿Cómo que se desmayó?

Ino salió de su habitación seguida del emperador.

— Estábamos conversando y de la nada se mareo y luego perdió el conocimiento, yo solo atiné a recostarla en su cama pero cuándo despertó ya no quiso que la tocara, estaba como asustada

— La comadrona la examinó y yo estuve presente, ella está bien

Ino giró la perilla de la habitación y esta no podía abrirse

— ¿No puedes abrir?  —negó— ¿pero porque no?

— Esta duro no se —toco la puerta— creo que se encerró

— ¿Se encerró? ¡¿Cómo que se encerró?!

El emperador empujó a Ino y empezó a chancar la puerta, debido al ruido, Tayuya y Shiho salieron de sus habitaciones

— ¡Yu abre la puerta es una orden! —gritó desde afuera— ¡Yu!

Se escuchó que la otra persona sacó el seguro y la puerta se abrió

— Mi Señor...

El emperador entró molesto, bastante molesto mirando toda la habitación como buscando algo que no encontró o a simple vista sus ojos no podían ver.

— ¿Porqué te encerraste? —preguntó Ino entrando a la habitación mientras el emperador seguía buscando algo que él mismo no entendía

Tayuya y Shiho se quedaron de pie en la puerta observando todo.

— Es que yo tengo una hiervas que traje conmigo pero para prepararlas debo conversar con Buddha y pedir su permiso, por eso me encerré, debo tener un espacio para hablar a solas con él.

El emperador la miró y luego miró la taza de mate caliente en la mesa.

— ¿Pedirle permiso a Buddha? —cuestionó Tayuya— al único a quien debes pedirle permiso es al emperador... creo que eres una bruja y eso es peligroso para el emperador, algo ocultas.

— Tayuya... —susurró Shiho en voz baja

— Es que eso de encerrarse, nadie puede encerrarse, se supone que somos consortes y el emperador puede entrar libremente sin pedir permiso ¿O estoy equivocada?

Ino miró a Yu y negó

— No puedes encerrarte —le dijo

— Entiendo que tus creencias sean diferentes a las nuestras —el emperador habló captando la atención de todas— debiste advertir algo semejante, yo fui por ayuda porque me preocupé por ti y fue bastante confuso llegar y no poder entrar, después de yo mismo haberte dejado recostada en tu cama.

— ¿Estaba recostada? —ironizó Tayuya— pensé que no era ese tipo de consorte

Ino giró para responderle pero el emperador fue más rápido, estaba enojado, confundido y enojado

— Retírense —miró a sus dos consortes en la puerta— salgan de aquí y vayan a sus habitaciones, ¡No tienen nada que hacer aquí! ¡Yo no las requerí!

— Lo siento mucho Mi Señor... —susurró Shiho retrocediendo para irse.

— Mi Señor —respondió Tayuya sin dejar de mirar a Yu, para luego irse cerrando la puerta.

El emperador suspiró pesadamente y caminó hasta el mate para cogerlo y olerlo

— Yo me disculpo con usted mi Señor —Yu se arrodilló en el suelo, algo que sorprendió a Ino y al mismo emperador ya que no era usual para una consorte hacer eso— yo debí informar sobre mis hábitos, no soy una bruja, soy una sacerdotisa pero por encima de mi esta Buddha y a él me debo... lamento mucho haberlo asustado, yo misma no entiendo que me sucedió pero hablar con Buddha me ayudó y ya me siento mejor.

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