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—¡Lo siento!— dijo la chica cuando chocó con alguna persona que iba caminando.
Estaba caminando muy rápido, casi trotando. Tenía prisa por llegar a la florería de su tía que quedaba a quince minutos de su casa.
—Dios, que lenta la gente— pensó para sí misma y se metió a una tienda cualquiera —¿Tienen algún baño?— le pregunto a la persona que estaba en la caja.
—Al fondo a la izquierda— apuntó hasta el final del pasillo, donde había un pequeño letrero indicando que los baños se encontraban ahí.
Agradeció y rápidamente fue al baño, al cabo de unos pocos minutos salió por una pequeña ventana que había en este, ahora con un traje especial y comenzó a columpiarse por las calles de Nueva York. Ya estaba cerca de la florería así que subió a un techo y se puso su ropa civil encima.
—¡Ya llegue!— anuncio entrando a la tienda de flores con su mochila cargando.
—Tarde, otra vez— dijo una señora que se le quedó viendo con los brazos cruzados, su tía.
—Lo se, lo siento. La gente de Nueva York es muy lenta para caminar— se excusó mientras dejaba la mochila en un pequeño cuarto y se ponía un delantal verde.
—Aja, y también eres Spider-Flow— dijo sarcástica.
Por un momento se tensó pero río con nerviosismo ante el chiste de su tía.
—Ja, ja...muy graciosa—dijo sentándose en el mostrador.
Se escuchó la campanita de la puerta, indicando que alguien había entrado.
—Bienvenido—dijo viendo al chico que entró, era diferente, vestía una chaqueta de mezclilla sin mangas, su cabello era voluminoso y le parecía increíble, tenía varios piercings en su cara y detrás de él colgaba una guitarra eléctrica. Él no le respondió, pues tenía puestos sus audiófonos y su vista estaba en su teléfono.
Su tía le hizo una seña para que se acercara a él. Cuando el chico se dio cuenta de la presencia de otra persona cerca de él levantó la mirada y escaneo toda la tienda con su mirada. Se quito un audífono.
—¿Busca algunas flores en especial?—pregunto cuando su mirada ya estaba en ella.
—Creo que me equivoqué de tienda.
—Ah...claro, que tenga buena tarde.
El chico dio media vuelta y mientras abría la puerta hizo una seña de despedida. Alice suspiró y se fue a sentar en la silla detrás del mostrador otra vez.
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