CAPITULO 26

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Jackson.

Horas antes.

Entro a la cafetería, visualizo a Patrick junto a los demás. Tomo asiento mirando los dos asientos vacíos. Solo me afecta que Sophie no esté sentada junto a mí. Emma me da igual, por mi que se siente en el piso.

Madison empieza a reír con las estupideces que Jacob le habla en el oído. ¡Malditos! su relación parece más estable que la mía.

Patrick me codea cuando Sophie junto a Emma entran, toman una mesa y ni siquiera nota mi presencia.

Pero es lo que hay, no quiero seguir con las mentiras, sé que la dañan a ella. También me daña a mí pero si le hubiera dicho en donde estaba la habría destrozado. Y por el momento quiero alejarla de ese monstruo.
Punzadas en mi cabeza, mi cuello me duele y escucho palpitaciones aceleradas. Ya había decido lo que quería, ¿pero como podría hacerme el ciego? No me controlé, juré destruir a una persona, y ahora tengo que destruirlo sin dañarla a ella, algo imposible.

Paso saliva, la veo pararse, camina sin rumbo hasta que su cuerpo choca con Andrés, el moreno de grado bajo. Él parece nervioso, no lo culpo.

La mirada de Sophie tiene un poder imaginable,  cuando te mira es como si entrara en ti, te revolviera todo y luego huyera como una santa mariposa.

Él mira incómodo a todos lados, sabe que ella es mía. Su mirada se encuentra con la mía, lo suficiente como para que sepa que se aleje antes de que me levante.

Lo veo alejarse, ella se da cuenta y me lanza una mirada, sonrió de lado jugando con su temperamento. Sin nada que hacer se devuelve a Emma.

——

Mi celular no deja de vibrar, mi hermano me envía mensajes. Así que me veo obligado de desconectar el móvil, tengo suficiente con saber que él habló con ella. No quiero explotar ahora, no ahora que necesito que las cosas vayan bien.

Miro las fotografías que capturé anoche. Maldita sea tu existencia.
Habló con rabia al ver la fotografía. Temo que cuando todo se descubra Sophie no pueda soportar, ella están dulce, inocente y frágil que no me importa ser su escudo. Seré el monstruo que la proteja en la oscuridad.

Porque no existe la persona que ame tanto como la amo a ella, si eso consiste en asesinar por ella, lo haría sin pensarlo.

Sin embargo, tengo que obtener las pruebas suficientes, lo suficiente para que ese animal se pudra en la cárcel y pague por las muertes que llevó, el accidente de la madre de Sophie y el asesinato de mi madre.

No dejaré que tenga otra víctima, ni mucho menos permitiré que se acerque a Sophie.

Patrick entra a mi habitación sin tocar. Algo normal en él.

—A que no sabes la última. —habla, deja sus cuadernos sobre mi mesa.

—No, no ando en todos lados como tu.
—guardo mi cámara.

—Cierto, tu solo te metes en problemas. Pero a mi me llega información que te interesa.

Lo miro con interés.

—¿De que se trata?

Se queda callado, me mira con diversión mientras me señala sus cuadernos.

—Es sobre Sophie.

—Dime, ¿que pasa con ella?—mi interés se hace saber.

—Es contenido confidencial. —hace un gesto de cerrar la boca— Emma me dijo que no te lo dijera. Pero estoy seguro que con esto ella te pueda perdonar.

Ya se por donde va esto.

—Que quieres a cambio. —me cruzo de brazos, mientras dejo que el tarado de mi amigo hable.

—Tengo que hacer un proyecto, se vienen los exámenes y necesito obtener puntos.

—Si en clases dejarás de ver a Emma mientras se te cae la baba, tendrías los puntos necesarios al menos por conducta —. Lo reprocho.

—No estas para regañarme, mira que tú futuro con Sophie lo tengo aquí —señala la palma de su mano.

Juega conmigo y odio que no tengo salida.

Pero nunca subestimo a Patrick, siempre me tiene información valiosa, además que me ayuda aún cuando no le pido.

—Acepto. —hablo, me sonríe satisfecho —yo hago tu proyecto.

Ahora habla.

—Sophie se fue a inscribirse a la competencia del reinado, pero la negaron porque tenía que ir con su pareja, y ahora está buscando con quién bailar, por eso en la cafetería le propuso al moreno, pero él le recordó que era tu novia.

Sonrío satisfecho, por supuesto que es mi novia. No puede estar por ahí invitando a otros hacer su pareja. Y más si es una actividad de cercanía.

—¿Dijiste una competencia de reinado y baile? —tan solo imaginarme de esmoquín y bailando en frente de todos como un enfermo y dulce pareja. Se me revuelve el estómago.

Patrick asiente.

—¿Y porque quiere hacer eso? —me espanto.

—No lo sé, aunque Emma mencionó que era el sueño de Sophie desde que aprendió a caminar.

¿Como puede ser un sueño algo así?

¿Pero que le sucede?

—¡Y ahora que! ¿Se supone que debo inscribirme?

—Según mi experiencia con caprichos de las chicas —continua— si, debes inscribirte con una gran sonrisa, y estoy seguro que Sophie te perdonará. Pero si ella no llega bailar en ese reinado. ¡Oh! Amigo, lo lamentaré mucho por ti, pero las mujeres son muy rencorosas.

Me toco la cabeza. Ni siquiera me lo imagino, que ridículo debe ser todo.

—Vamos —mira su reloj— ya están apunto de cerrar inscripciones.

No tengo de otra. Salgo de la habitación tirando fuerte la puerta. Al llegar, miro la cola que hay, ¿En verdad hacen todo esto por una corona de plástico?

Cada chica tiene a su pareja al costado, ellos tampoco parecen convencidos de lo que están haciendo.

—Y si obligo a todos a renunciar, solo así seremos la única pareja y ganaremos. —hablo, Patrick me mira de reojo.

—No amigo —me toca el hombro— estoy participando con Emma y vamos por esa corona. Solo te digo que la competencia estará dura.

Me formo en la fila, ahora debería estar haciendo cosas importantes. Como llamar al imbécil de mi hermano, salir a ejercitarme o regar una maldita planta.

—Con Sophie por mucho los ganamos, somos la pareja más sensacional y guapos.

—¿Pareja? —habla— no creo que ella te llamé así ahora. Además, primero arregla tus problemas, después si quieres se pueden esforzar por igualarnos.

—Sigue burlándote y te borraré esa sonrisa con un puño.

Llega nuestro turno. La maestra nos mira de arriba abajo.

—Lo siento, pero el concurso es solo para hombre y mujer.

—No, esta cosa no viene conmigo. —me niego rápidamente.

—¿Cómo puede pensar que yo sería pareja de alguien como él? —ataca Patrick.

—¿Entonces?

—Mi pareja, es decir Sophie Steven se anotó, y me faltaba registrarme.

Empieza a buscar los papeles, saca una hoja y me lo pone enfrente.

—Sus datos y al final su firma. —indica.

Lleno todo y al final pongo mi firma, quiero salir de esto lo más pronto.

—¡Muy bien! Las prácticas del baile comenzarán mañana por la tarde. Sean puntuales y —me mira fijo— sepan comportarse.

—Por supuesto, yo tengo un buen comportamiento —le sonrió, Patrick niega.

Salgo de la fila, Patrick me sigue. Continúa burlándose.

Recojo mis cuadernos del casillero, lo guardo y camino hacía el salón. Ya quiero ver la cara de Sophie cuando se entere, seguro que la rabia se le pasará, se olvidará de todo y correrá a mis brazos en forma de agradecimiento.

Los alumnos están tomando sus asientos, Patrick a mi lado me mira mientras conversa con un compañero. Miro los minutos que pasan, se está demorando un poco.

Cuando de repente mi vista se bendice con la presencia de Sophie, tiene en su mano la hoja, pero su cuerpo está tenso, camina con pasos firmes  y un mal gesto en el rostro.

Le sonrió y abro mis brazos para recibirla pero cierro los ojos cuando su mano impacta mi rostro, me toma por sorpresa. Todos se quedan en silencio.

Esta si me dolió.

—¿Crees que con hacer esto perdonaría tus mentiras?
Su cabello se mueve ante los movimientos de su cabeza.
Deja la hoja sobre la mesa.

Patrick está inmóvil y los demás miran sin pestañear.

—Cálmate —trato de tocarla pero retrocede.

Ella mira a sus costados, se da cuenta de lo que sucede y toma aire soltando suavemente.

—Sígueme —me ordena, la sigo sin decir nada.

Se detiene cuando nos alejamos del salón, en el pasillo los alumnos siguen andando pero ya menos ya que la mayoría están en clases.

—No tuve una explicación por tu parte, te pregunté y traté de confiar en ti, lo hice en verdad. ¿Te imaginas lo difícil que es volver a confiar en otro hombre y que este también te mienta?

—Sophie yo…

—¿Quieres no dañarme, Jackson? —me habla con una voz débil.

—Lo que más quiero, es que nadie te lastime.

—Me proteges de los demás pero ¿que hay de ti? Tú también me lastimas.

Dejo de respirar, nunca pensé que unas cuantas palabras me dolerían tanto.

—¡No!, todo lo que hago es para protegerte —trato de convencerla, desesperado.

—¿De quién? Dime de quién dices protegerme, Jackson. A mi nadie me puede hacer sufrir tanto como tú lo has hecho.

Guardo silencio, aprieto mis labios, conteniendo el dolor que siento.

—No interfieras en mi vida más de lo permitido. Dejaré que hagamos el baile juntos, pero sigo enojada. No lo olvides.

Se da la media vuelta y camina hacía el aula.

Recuesto mi cabeza en la pared, cansado de la ola de problemas que me ahogan, cansado de querer hacer algo bueno y que al final termine siendo el villano, la persona más oscura y fría cuando en realidad no quiero serlo, no con ella.

Durante clases, Sophie no me mira, ella luce cansada y es algo que me preocupa. ¿Se estará alimentando bien? ¿Dormirá lo suficiente?

Patrick me codea, mi mirada se mantiene  sobre ella pero la mirada de la profesora reposa sobre mí.

—Alumno Smith, —habla de un momento a otro—. ¿Me puede decir que dije hace un momento?

Maldición…
———

Al siguiente día, por la tarde, me alisto para los ensayos. Será en la sala de baile y piden puntualidad. Le envié un mensaje a Sophie confirmando mi asistencia. No me respondió.

Llamo a Patrick, y me dice que él ya está con Emma calentando. Cuántas cosas haría mi amigo por esa rubia, que lástima que ella no lo valore. Al entrar a la sala, hay unas cuántas parejas.

Emma está estirándose, Patrick la sigue. Otras dos parejas están calentando en una esquina. Y al parecer soy él único que está solo. Algo raro, pero extrañamente normal.

Me siento en el piso, reviso mis mensajes y escucho algo de música. Ya llevo tres noches que no duermo más de 3 horas, tengo ojeras marcadas y ojos cansados. Subo el volumen de la música, me pongo los cascos y cierro mis ojos.

Luego de unos minutos, alguien golpea mis zapatos, abro mi ojos y Sophie esta parada, deja su pie estirado a medias cuando me ve observándola.

—Si estás cansado, podemos dejarlo.

Me pongo de pie.

—No tienes porque hacer esto, —sigue hablando— no te sientas obligado hacerlo. Lo podemos abandonar y listo.

—No abandonaré esto luego de haber hecho mi fila para inscribirme.

Se le escapa una risa.

—¿Tu también te burlas?

—Me parece gracioso imaginarte haciendo fila.

—Fue humillante.

—Bien, entonces no lo dejaremos. Pero si no ganamos no quiero que…

—No digas eso, por supuesto que vamos a ganar.

La puerta se abre por completo, en entrar son Madison sujetada de la mano de Jacob. Ellos vienen preparados, cada uno tiene una botella de agua, por suerte Sophie trajo una.

—Va estar difícil —Murmura Sophie al verlos.

—Sophie, —captó su atención— tu mereces algo más que llevar una simple corona, no dejes por el suelo tu potencial y tampoco te compares con otros. Tu única competencia eres tú, y si Sophie no gana entonces la señorita Steven lo hará.

—Eso fue lindo.

—Yo soy lindo, y tu eres mi novia, ¿Verdad?

Quiero asegurarme que ella no se ha dado por vencida.

Cuando veo despegar sus labios, lista para decir algo, la entrenadora ingresa, logrando la atención de todos, y para mi mal. Interrumpiendo un momento importante.

Me cojo el cabello desesperado, ¿Por qué el mundo conspirar contra mi? Sigo a Sophie, todos se juntan rodeando a la maestra que pide concentración , mucha voluntad y paciencia con nosotros mismos.

Como si la paciencia me sobrara.

—Les felicito por su puntualidad, y recordarles que son pocos ensayos. Así que pongan mucha atención.
Nos ordene alinearnos, los hombres en una fila y sus parejas al frente.

Me marea dar tantas vueltas, sujeto la cintura de Sophie cercando su cuerpo al mío,  pero ella se retiene.

—Que tanto me miras —exclama, Sophie— es vergonzoso que me mires directo a los ojos mientras bailamos apegados.

En realidad, calculo que con tacos podrá quedarme hasta la barbilla.

Prácticamos sincronización en parejas, los pasos básicos, como cargadas y vueltas.

—En el próximo ensayo habremos terminado la canción completa, ya se pueden retirar.

En un descuido, Sophie se me pierde y cuando la encuentro está con Emma, Madison se las une y juntas se van.

Jacob se acerca.

—¿Y que tal lo pasaron?, ¿Fue demasiado?

—Demasiado aburrido—respondo, tomando de la botella.

—Para alguien que no conecta con su pareja, es entendible.

Patrick aguanta la risa cuando lo fulmino.

—Por supuesto que conecto con Sophie, por ejemplo esa vez en el coche conecté muy bien con ella —recuerdo.

—No se esfuercen mucho amigos, ya hay pareja ganadora. —interfiere Patrick.

—Con Madison somos los mejores de la clase, y no lo digo yo, la maestra nos lo dijo en privado —ataca Jacob.

—No te sientas mal, pero creo que lo dijo por lástima. Además todos vieron como se resbalaba Madison en la cargada, un segundo más y la pobre estaría en el suelo.

—¿Si se notó? —se asusta Jacob.

Río, son un par de niños.

Continúan discutiendo, yo los abandono y me voy al jardín, hago un llamada que al tercer timbre contesta.

Coordino una cita con mi hermano y cuelgo. Prefiero no escuchar la voz de fondo de mi padre, sería una completa migraña en su mayor nivel.
Al siguiente día. La clase es en el campo por los deportes. Como usualmente lo hacen, separan a los chicos del grupo de chicas. Dicen que es para prevenir cercanía, coqueteos, y tocamientos, evito reírme.

Lo que no saben es que algunos de madrugada se escabullan por los dormitorios de las chicas.

Empezamos nuestras vueltas por alrededor del campo, las chicas en grupos entrenan en el centro, Madison se protege las piernas con algún tipo de crema, Emma se saca fotos y Sophie está tirada en el pasto.
El profesor se da cuenta y les llama la atención.

Terminamos nuestras vueltas sin oxígeno, siento que los pulmones se van a salir y mi boca está seca, cogemos nuestras botellas que en segundos se acaban.

—Ya regreso, voy a mi oficina, no me demoro —avisa el profesor, se gira a las chicas— Terminen los ejercicios, cuando acaben pueden tomar un breve descanso.

Asienten, nosotros nos vamos a la otra esquina del campo. Me dejo caer en el piso, el rayo del sol dispara contra mi rostro, alzo el brazo cubriéndome.

—Esto debería ser ilegal —se queja Patrick— correr casi una hora y con el sol de testigo.

—No seas débil —Jacob, le tira su toalla en el rostro.

Patrick lo sujeta.

—He visto en las revistas, algunas fotografías tuyas y de Madison, eso les perjudica en su relación.

—Si —suspira, cansado— por suerte, las fotos se ven borrosas, mi madre me llamó y me hice el loco. Además mi padre justificó ante la prensa que al ser compañeros de escuela, existen algunos tipos de contacto.

—Si supieran del contacto que se dan… —se ríe Patrick.

—Algún día lo sabrán. —le recuerdo.

—Ya lo sé, por el momento estoy enfocado en otras cosas. Pero dime, ¿Cómo vas con Sophie?

—Ni bien ni mal, es difícil explicarlo. Pero seguimos estando, para tu mala suerte.

—Que lamentable, yo solo deseo que Sophie te termine, —bromea Jacob, posa su mano en mi hombro— entonces, yo haría una gran fiesta.

—Cuando lo tuyo con Madison se acabe, que es más probable que sea pronto, yo haré una fiesta también, será la más grande.

—De todas formas, iré a cualquier fiesta. —Asegura, Patrick.

Escuchó gritos de mujeres a los lejos, saco mi cabeza a un costados, y veo el grupo de chicas alborotado, están en el piso jalándose el cabello una tras otra, y otras de pie pero sin soltarse las extensiones.

Los tres nos miramos el rostro, nuestra mirada vuelve a la escena. Hasta que Emma se deja ver, tiene contra el piso a una coreana, Madison está arrastrando a una pelinegra y a Sophie no la veo.

Me levanto en enseguida, corremos por el campo hasta llegar a dónde están, los demás chicos nos siguen, intentan separarlas pero entre todo el alboroto busco a Sophie. Me desespero, trato de encontrarla entre todo el alboroto pero no la veo.

Miro la entrada, en cualquier momento el profesor entrará y ahí si que estarán que graves problemas.


¿Ella sabrá que sangramos igual?©Where stories live. Discover now