Capítulo XXIII: Refugiados

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13 de febrero del 2300

En una noche de verano el calor suele ser algo moderado por las noches, sin embargo, gracias a la altura de la construcción una fresca frisa trapazaba a gran parte del lugar refrescando a quien sea que estuviera ahí.

Solamente el silencio reinaba en por todas partes, sin voces, ni pasos o cosas moviéndose, parecía que el lugar estaba completamente deshabitado, las cosas alrededor se encuentran completamente fuera de su lugar y rotas era como si una pelea se hubiera llevado en este lugar no hace mucho tiempo.

Los gemidos irrumpieron la paz del lugar, estos provenían de una sola habitación en medio de un enorme pasillo, entre más se acercaba los gemidos se hacían cada vez más fuertes y podía distinguirlos claramente, la voz excitada de una sola mujer era acompañada por un sin números de voces masculinas.

"¡Mi reina, por favor perdóneme!" grito la mujer en uno de sus momentos de claridad, su piel morena reflejaba la luz de la habitación por todo el sudor que estaba acumulados en su ser, su larga cabellera rubia se estaba completamente desordenada con indicios de haber sido agarrado fuertemente, sus ojos no contaban con ningún brillo, como si no tuvieran vida junto a un río de lágrimas secas se esparcían por sus mejillas.

Nada más contaba con trozos de telas, claramente su ropa había sido despedazada, partes de su cuerpo eran manchadas por una sustancia blanquísima y viscosa.

Sus intentos de hablar de aquella joven fueron cortados cuando sintió su boca ser invadida a tal punto que podía sentir aquella cosa llegar a través de su garganta impidiéndole respirar, por si no fuera suficiente dos fuerzas atravesaron sus partes inferiores generando su expansión.

El dolor que podía sentir era indescriptible y no se pudo acostumbrar cuando las tres cosas empezaron a moverse dentro y fuera de su interior, los golpes bruscos e irregulares llenaron su sistema de dolor y enorme placer, le habían estado haciendo esto tanto tiempo que su cuerpo asimilaba todo esto no como algo desagradable sino placentero.

Su espalda quería arquearse por la excitación que recorría todo su ser sus manos fueron tomadas por dos hombres diferentes obligándola a masturbar ambos miembros viriles, el hedor de la habitación solo generaba una mayor reacción sobre ella, casi actuando como un animal en celo.

Un líquido transparente emergió de la cavidad inferior de la mujer seguido de un gemido ahogado producto del intruso en su cavidad bocal, había llegado a un orgasmo en muy poco tiempo, esto le pareció muy divertido a los sujetos y sin pensarlo mucho uno de ellos uso su pulgar e índice para agarrar el pezón de la chica comenzando a jalarlo y estirar su busto.

Placer era lo único que podía sentir, más aún cuando su oreja fue tomada por los dientes del hombre atrás suyo, por el otro lado el aliento y lengua comenzaron a saborearla dejando rastros de saliva en el exterior e interior de su oído.

Los golpes en sus tres áreas se fueron intensificando mientras sus muñecas tomadas fuertemente agitándolas en un ida y vuelta aún más rápido de lo que ya iban, podía sentir su orgasmo pronto a venir mientras sus piernas se aferraron a la cintura del hombre frente a ella con todas las fuerzas que podía, los dedos de sus pies se curvaban internamente en un intento de soportar las grandes cantidades de hormonas que recorrían su cuerpo.

Su delgado cuerpo se tensó al llegar a su clímax soltando grandes cantidades de fluidos a través de su útero, al mismo tiempo otra sustancia invadió sus huecos llenándolos de las semillas de aquellos hombres, la cantidad era ridícula a tal punto que comenzaron a desbordarse de sus contenedores, saco su lengua lo más que pudo en un intento de tomar aire y evitar ahogarse por a la par que tragaba el líquido viscoso y deleitarse con su sabor.

Un Mundo TransferidoWhere stories live. Discover now