No es hora de despedirse

7 0 0
                                    

Amelia

Suelto varios suspiros tratando de obtener el valor de entrar al cuarto de Steve pero todos son intentos fallidos, la anterior vez hable con él muy poco pero asi sea unos segundos me hizo sentir bien y al mismo tiempo mal estar con él, lo he extrañado solo que cada que veo su rostro veo el rostro de la traición provocando una rabia dentro de mi, se que es parte de mi pasado pero no quita que sienta todo esto.

Vamos Amelia, solo debes entrar, despertarlo y bajar a comer, no es tan difícil me repito una y otra vez en mi cabeza, cuando me siento lista entró a su habitación con un solo propósito el cual se va por la borda al verlo dormido, sacudo mi cabeza algo aturdida y me acerco a despertarlo.

– Mmm es hora de despertarse – lo meso aunque ni siquiera se mueve – Stevie vamos a comer – tapo mi boca al decirlo por su apodo, eres una tonta Amelia, solo espero que no haya escuchado.

– Extrañe escuchar eso – dice con los ojos cerrados.

– Amm.. vamos a comer – lo jalo de la mano pero al ser más fuerte hala la mía haciendo que caiga sobre su pecho – ¡oye! – me quejo – vamos – intento levantarme lo cual resulta imposible ya que me rodea con sus abrazos apegandome más a su pecho.

– No te dejaré ir hasta que me perdones – aun con sus ojos cerrados puedo ver la mirada que me daría.

– Te disculpo pero aun no puedo perdonar – digo para intentar calmarlo aun cuando perdonar es muy complicado al igual que hacer promesas porque no deberían ser palabras insignificantes si no palabras con fuerza y valor..

– Se que tomará tiempo pero ahora si esperare el tiempo que necesites – coloca mi mano en donde está su corazón, puedo escuchar como sus latidos están a un ritmo rápido – aún provocas ese efecto en mí – acerca mi mano que antes estaba sintiendo sus palpitaciones a su rostro para acariciarlo – no te muevas por favor – cómo sabe lo que iba a hacer? – quiero quedarme así por un momento – lo veo sonreír, extrañaba ver esa expresión natural en su rostro.

No nos hemos movimos por varios minutos, el aun tiene sus ojos cerrados concentrándose en mi tacto, si las cosas hubieran sido de distinta manera tal vez ahorita pudiéramos estar juntos solo que aun asi interfiera Lio porque a el lo quiero de manera especial y me da miedo sentir lo que siento.

– ¿Cuánto tiempo más voy a poder ver tu sonrisa? – llama mi atención Steve, no entiendo a que se refiere – ¿cuánto tiempo me queda para ver esa sonrisa hasta grabarla en mi memoria? – pregunta otra cosa al no recibir una respuesta de la anterior, no quiero hablar de esto tan de mañana pero es mejor dejar que el afronte las cosas al igual que los demás solo que con algunos debo hacerlo de manera más lenta.

– Tres meses – miro detalladamente su rostro con ese lunar entre sus dos cejas – solo tres meses – repito otra vez haciendo que abra sus ojos y me mire con tristeza.

– No quiero que te vayas – junta su frente con la mia – se que te hice mucho daño – toca ese tema – enserio me arrepiento, no sabía cómo controlar el hecho de que estabas enferma, me sentía muy decepcionado de mi mismo por no haberte cuidado lo suficiente – separa nuestras frentes para pasar su mano por mi rostro.

– No debes sentirte así, la enfermedad no se puede controlar – le doy una pequeña sonrisa olvidándome por un momento todo los rencores que sentía hacia él – lo único que debías hacer era estar conmigo.

– Lo sé Melia pero aun asi no podia hacerlo, creeme que no hay un dia que no piense en ti y en cómo te lastime, fui muy estupido al dejar a mi novia sola en lugar de apoyarla porque de eso se trata amar a alguien – besa mi mano.

El valor de no prometer lo que no podras cumplirWhere stories live. Discover now