0 2 2

521 67 5
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
















—Tengo una idea —dice finalmente Yeonjun.

Se levanta y yo también me incorporo. La brisa del mar revuelve mi cabello. Sigo a Yeonjun que camina hacia su Jeep. Se detiene en la cajuela y la abre. Hay ropa y equipo deportivo desperdigado. Hurga durante un momento y encuentra lo que buscaba.

Un balón de basquetbol.

—Juguemos.

Al ver el balón bajo el brazo de Yeonjun me doy cuenta de cuánto tiempo hace que papá y yo jugamos por última vez. Con todas mis actividades del último año de preparatoria, el tiempo ha pasado muy rápido y los dos hemos estado muy ocupados con nuestra vida.

Yeonjun me avienta el balón y yo lo atrapo. Lo ha usado tanto que la mayoría de las letras ya desapareció de la superficie de goma.

—¿Esto te hará sentir mejor?

Yeonjun asiente.

—Sí.

Claro, hacer deporte pone de buen humor a Choi Yeonjun.

Vamos hacia la cancha de basquetbol y le lanzo el balón. Yeonjun lo atrapa y empieza a hacerlo girar sobre un dedo.

—El primero que llegue a diez puntos gana —dice.

—Y el premio del ganador es un deseo —digo—. ¿Trato?

Yeonjun ríe.

—Okey. Te advierto: dicen que soy pésimo perdedor.

—Yo también —respondo—. Nunca me ha gustado perder. Mis padres incluso embargaron los juegos de mesa en la casa.

—Qué lindo.

Le lanzo el balón con un rebote y me lo devuelve. Me muevo a su alrededor, rebotando el balón; estoy tan concentrado que no pienso demasiado en la presencia de Yeonjun detrás de mí. Amago por la derecha, pero giro a la izquierda. Salto y lanzo. El balón gira sobre la canasta y entra.

—Nada mal, Kim —dice Yeonjun—. Tienes algunas habilidades.

Las pocas habilidades que tengo no son nada comparadas con las de Yeonjun. Muy pronto, vamos tres a uno a su favor. Cuando me las arreglo para quitarle el balón, no desperdicio el tiempo y lanzo. El balón rebota en el tablero y contengo la respiración hasta que, finalmente, pasa por la red.

La adrenalina corre por mis venas. Mientras jugamos, olvidamos todo. Nos convertimos en solo dos chicos en una cancha, cada uno tratando de ganarle al otro. Cada uno tratando de ganar.

El sonido del balón que rebota en el asfalto se convierte en un espejo de mi propio corazón que golpea mi pecho. Me pierdo en el ritmo y pronto vamos ocho a nueve a mi favor. Saboreo la victoria. Está tan cerca.

跟我出来, 崔妍俊! [ YeonBin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora