Heredera de Asgard

Capítulo XLVII: "La luz en un mar de oscuridad"

Final de Temporada~

Dentro del cuarto de baño del restaurante me volteo de nuevo hacia el espejo, soltando un hondo suspiro de contención de mis emociones.

-No tenéis ni idea de quién es él- me dice una voz a mis espaldas.

-Loki -digo con cierta molestia, ignorando por igual el disparo en mi pecho y las palabras que recién me han dicho. En un parpadeo, el Dios Nórdico se coloca detrás de mí, sus brazos me atrapan, rodean todo mi ser. Intento zafarme, pero al moverme me duele otra vez el pecho, donde la supuesta bala me hirió. "No es real. No es real", pienso repetidamente.

Cierro los ojos y aprieto mis parpados. Después de un momento los vuelvo a abrir. Estoy en una habitación de tamaño medio; hay un joven amarrado a una silla. Su mirada es desesperada; sus brazos y su torso están desnudos. Está amordazado con un trozo de tela e intenta pedirme ayuda con algunos sonidos y movimiento de sus ojos; o eso entiendo, a un costado suyo hay una mesa de metal; con una docena de dagas de varios tamaños y anchuras.

-Os mostraré quién es- me susurra al oído el dios nórdico.

La puerta de la habitación se abre y entra Frank; toma una de las dagas y comienza a hacer cortes en los brazos y en el cuerpo del joven, quien emite gritos sofocados de dolor.

-¡Basta!- grito, pero los cortes y el sufrimiento continúan por unos segundos más. Entonces cesan. Frank voltea y me mira, su mirada me recuerda a la otra Heredera de Asgard. No hay rastro de sangre por ninguna parte. Parpadeo y el escenario cambia.

Ahora estoy dentro de un banco, en el área de la bóveda. Dos hombres están enfrente de mí. Intentan descifrar el código que abre la puerta metálica. Al abrirla, uno de ellos recibe un disparo en la cabeza. El otro se gira asustado y se refugia en un rincón.

-¡Espera, espera! ¡Prometiste que no nos lastimarías!- le dice el hombre a una sombra que camina hacia él. La sombra sale a la luz por un costado de mí. Es Frank.

-Mentí- dice Frank y le dispara en la cabeza.

Empiezo a sentir náuseas. Mi estómago me duele.

-¡Loki, basta!- grito- ¡Por favor, no más ilusiones! ¡No más!- grito suplicante.

Un relámpago sin trueno ilumina el recinto, como un enorme flashazo silente. Llama la atención de los comensales y del personal del restaurante cercanos a la zona de los sanitarios.

De nuevo estoy en el cuarto de baño. Los brazos que me sujetaban me han soltado. Miro mi uniforme: la mancha roja en mi pecho se ha ido; sólo está la mancha del vino. Las náuseas continúan. Es tarde para ir a un inodoro, por lo que vomito el poco alimento que yace en mi estómago en el lavamanos.

Cuando las arcadas terminan, me limpio y vuelvo a mirar el espejo.

-Alejaos de él- dice Loki desde el espejo; viste sus ropas de piel y su gran gabardina verde. Doy media vuelta y camino un paso hacia delante para hacerle frente.

-¡No tienes ningún derecho de meterme en una ilusión!

-Es el único modo de haceros entender; ese sujeto que os acompaña es un asesino.

-¡Suficiente! ¡Quizá a otras princesas les guste ser tu juguete placentero, pero yo no! ¡No seré tu títere para que seas el rey de Asgard! ¡Sólo déjame en paz!- procuro tranquilizarme- ¡Frank no puede ser así, ha sido todo un caballero desde que lo conocí!

-Hmph- sonríe a labios cerrados el Dios ojiverde- Seguís siendo tan ingenua- me dice Loki en mi mente mientras extiende su mano derecha para tocar mi rostro, pero retrocedo un paso y choco con el lavabo.