𝖍𝖔𝖚𝖘𝖊 𝖔𝖋 𝖙𝖍𝖊 𝖉𝖗𝖆𝖌𝖔𝖓
❛ quemaría el mundo
si eso significaba
mantenerla a salvo ❜
━━ EN DONDE un peligroso príncipe se enamora de la gentil leona, la chica profetizada para acabar con la guerra que él inició...
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❝ RIVALIDADES INFANTILES ❞
DESPUÉS DE AQUEL extraño encuentro con el príncipe, Alysanne encontró su camino de regreso a la plataforma de espectadores, complacida de ver que la mayoría de los adultos se habían filtrado, dejando a los niños reales y sus guardias jurados, incluyendo a Ser Loren, quien se interpuso en el camino de Alysanne con el ceño fruncido.
—Mi señora. —Inclinó la cabeza hacia la muchacha, que le ofreció una sonrisa tímida—. Su padre está deseando relevarme de mis funciones si vuelvo a perderla de vista.
Alysanne sonrió disculpándose ante el caballero. Apoyó la mano en su antebrazo, con la armadura metálica fría al tacto. —Perdóname, Ser. Debería haberte dicho adónde iba.
El ceño de Loren se suavizó. —En efecto, mi Señora. Cada día le recuerda a este anciano lo viejo que se está haciendo.
Alysanne rió suavemente y dio un suave apretón a la mano de Loren mientras lo rodeaba con otra promesa de ser más diligente en mantener a Loren alerta. No tenía la tarea de vigilar todos sus movimientos, pero Alysanne sabía que tanto a él como a su padre les reconfortaba saber dónde estaba y qué hacía.
Loren se hundió en las sombras a lo largo de la pared, uniéndose a los caballeros de la Guardia Real que tenían la tarea de vigilar a los alborotados niños reales. Alysanne se sorprendió al ver a todos los niños presentes, incluso a Aegon, que estaba sentado junto a su esposa, con un cáliz de vino en los labios.
Cuando Alysanne desvió la mirada y se dirigió al otro lado de la plataforma, le guiñó un ojo. Esperaba que nadie se percatara de aquel gesto, pero cuando levantó la mirada, vio cómo Aemond fulminaba a su hermano con la mirada. Si las miradas matasen, Aegon estaría muerto.
Aenora agarró a Alysanne por los antebrazos y la arrastró hasta la barandilla con una sonrisa encantada. —¡Mira! —Señaló la arena, donde se estaban celebrando algunos simulacros de lucha. Puede que los festejos principales hubieran concluido por hoy, pero parecía que el pequeño pueblo aún no había terminado con su entretenimiento del día.
Alysanne observó con una amplia sonrisa cómo unos cuantos escuderos luchaban entre sí con espadas de madera. Su atención fue rápidamente robada por la suave mano que se posó en su codo. Se dio la vuelta con una sonrisa, sabiendo ya quién se le había acercado.
—Príncipe Jacaerys. —Se recogió las faldas e hizo una reverencia ante el príncipe.
—Ah, vamos, Aly, somos amigos. No hay necesidad de eso —Alysanne se levantó de su reverencia, con las mejillas sonrosadas al encontrarse con la mirada del príncipe. Jace se acercó a la barandilla y observó las pequeñas peleas que tenían lugar en la arena. Alysanne encontró la mirada de Aenora al otro lado del pecho del príncipe, pero la atención de la princesa fue rápidamente robada por el príncipe Velaryon más joven, que se inclinó ante su tía con una sonrisa pícara en su dulce rostro.
Un sirviente se acercó con una bandeja de rodajas de carne y fruta mientras Jace empezaba a hablar de su propio entrenamiento con la espada y de cómo había ido mejorando mucho bajo la tutela de su padrastro.
