¡Hola y bienvenidos a mi primera participación en una Week MaiTake!
Aquí se presentarán una serie de escritos con diferentes temáticas según el día.
💠 Pareja principal: MaiTake (Mikey x Takemichi)
💠 Historias relacionadas con el anime y manga...
¡Primer día de esta week, e iniciamos con el mundo canónico!
#mitakeweek2023
🔆 Prompt elegido: Línea de inicio del manga. 💠Palabras: 3,633
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Sinopsis: Las desgracias arriban una tras otra a la vida ya no tan aburrida de Hanagaki Takemichi. Su única compañía en esos días son la cafeína y las cartas de su «admirador secreto».
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⚠️ Antes de iniciar, por favor leer las advertencias ⚠️
📌⚠️ Se tocan los siguientes temas: muerte de personajes, suicidio, acoso, admirador secreto, angst, angst-hurt/comfort, drogas como la cafeína y alcohol, sumisión por sobredosis de sustancias. 📌⚠️ La historia toma como base el material canónico, más habrá variaciones y agregados para el fin de la trama. 📌⚠️ La narrativa es omnisciente, en tercera persona, desde una perspectiva más enfocada en Hanagaki Takemichi. 📌⚠️ La línea temporal de inicio del manga es aquella en donde Take aún no recibe el poder de viajar en el tiempo.
Si aún con todo eso estás dispuesto a leer, te lo agradezco y espero que disfrutes de la lectura 👏🔆💠.
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Cafeína
Como si no pudiera empeorar su estado de raciocinio, otra carta arribó esa mañana.
Cargaba entre sus manos una desgastada taza de porcelana verde de donde sobresalía el humeante vapor de su contenido cargado de cafeína, innecesariamente necesaria.
Hecho un ovillo en la esquina de su hundido sofá —de una tonalidad más negra que gris —se tapaba las rodillas con una percudida cobija roja de estampados de fresa, mientras sus ojos seguían el trayecto del humo desapareciendo en el techo, sin darle importancia.
¿Qué sentido tenía ahora su vida —que de por sí ya ni significado tenía antes —después de esa noticia?
Los cinco golpes desesperados en la puerta parecieron darle la respuesta.
—¡Ey! —escuchó que le gritó el gruñón de su vecino de abajo detrás de la puerta —¡otra carta para ti!
El pelinegro desconocía —como si fuera irreal —a su vecino de abajo. Aun así, le agradecía que tuviera la poca empatía de subir hasta su puerta y aventar el sobre adornado día con día, desde hace tres semanas. La mayoría de las veces el papel se deslizaba por debajo de la puerta, aplastando el regalo prendado consigo.
Ni siquiera le alcanzó a agradecer cuando lo escuchó bajar con apresurados y retumbantes pasos. Bueno, tampoco es que le importara mucho hacerlo o no con un desconocido.
