27. Elecciones y recuerdos

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Harry despierta solo por primera vez en mucho tiempo.

Lo primero que hace, pareciendo incluso de forma inconsciente, es tantear la cama con una de sus manos para buscar ciegamente el calor protector al cual está acostumbrado. 

Abre sus ojos con temor de confirmar lo que ya sabe, lo que es más que obvio. Y Cuando su visión se enfoca, reconociendo la habitación en la que está, se da cuenta... Louis no está con él.

Guarda silencio por incontables instantes, esperando quizá poder oír el ruido de la regadera, alguna señal de vida que alimentara su esperanza de no haber sido abandonado por la mañana.

Por qué si es la innegable verdad... Entonces el Omega no se cree capaz de no tirarse a llorar todo lo que quede del día.

Recuerda las palabras de Louis.

Recuerda cuánto lloro en el pecho del alfa hasta quedarse dormido al aceptar el significado de la oración.

Louis necesitaría tiempo para perdonarlo.

Aun cuando no han hablado más del tema, aun cuando quedaban cosas pendientes por discutir, Harry sabe que ha lastimado a Louis... Otra vez.

Trata, tal vez inútilmente, de recordar los motivos de sus acciones. Tal vez convencerse a sí mismo que hizo lo que tenía que hacer. ¿Si estaba funcionando? Probablemente no. Algo dentro de él seguía recordándole que si había hecho lo que hizo entonces no era por otra razón más que por un miedo profundo y bien cimentado; ese sentimiento que le cerraba la garganta de tan solo pensar en él.

¿El de verdad quería arrastrar a su cachorro a esa vida?

Amaba a Louis, pero no amaba su trabajo.

¿Cómo es que lo hacen en las películas? ¿Cómo es que en los libros pueden simplemente ignorar la verdad? Levantarse y fingir que todo está bien y que todo es perfectamente normal a su alrededor, como si no tuvieran que esconder toda la sangre que su familia arrastra bajo la alfombra.

Ni siquiera sabe exactamente cuando es que las lágrimas comienzan a caer de manera lenta y pesada por sus mejillas al aceptar que sí... Está en una habitación que no es la suya, que no tiene el libro del alfa sobre la cómoda, dónde no están sus audífonos, dónde no están todos los cuadros que ha pintado. Simplemente, donde no está Louis.

—Puede que papá este muy enojado conmigo — Habla entre susurros y pequeños sollozos, sosteniendo su casi nada notorio vientre 

Es cuando Harry logra tragarse toda la culpa y el remordimiento que encuentra las fuerzas necesarias como para empujar las sábanas de su cuerpo y levantarse. Camina con pasos desganados por el pasillo. Ahora mismo, es un zombi cuyo objetivo principal es conseguir su peluche para seguir llorando en su propia cama.

Pero el ruido ameno que hay en la planta de abajo lo detiene.

Baja esperando encontrarse a una de las empleadas, alguna de las dos betas o el Omega con los que Harry está más que acostumbrado a ver y charlar cuando el Alfa no se encuentra en la mansión. Son personas bastante tranquilas - a comparación, claro, de las personas completamente silenciosas y con armas que Harry también está acostumbrado a ver- con las que ha aprendido a mantener una relación de respeto, aun cuando sabe que probablemente le tienen una clase extraña de miedo. Claramente, Harry supone que se debe a qué es la pareja de Louis; un jefe criminal y todas esas cosas.

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