CAPÍTULO 25

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Una vez más, Esta Autora ha demostrado tener razón. Las reuniones en el campo ofrecen como resultado los compromisos más sorprendentes.

Desde luego que sí, Querido Lector, sin duda lo lee aquí por primera vez: el vizconde de Malfoy va a casarse con la señorito Harry Potter. No con la señorita Pansy, como habían especulado los cotilleos sino con él señorito Harry.

En cuanto a la manera en que se formalizó el compromiso, la dificultad para obtener detalles al respecto está siendo asombrosa. Esta Autora sabe de buena tinta que la nueva pareja fue atrapada en una postura comprometedora, y que la señora Patil fue testigo, pero la señora Patil ha tenido los labios sellados en lo referente a todo este asunto, algo poco común en ella. Dada la propensión al cotilleo de la dama, a Esta Autora no le queda otro remedio que imaginar que el vizconde (quien no destaca precisamente por su debilidad de carácter) ha amenazado con lesionar a la señora Patil si se atreve a pronunciar una sola sílaba.

REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN,

11 de mayo de 1814

Harry no tardó en comprender que la mala fama no le sentaba bien.  Los dos días restantes en Harry habían sido bastante horribles; en cuanto Draco había anunciado su noviazgo en la cena, tras comprometerse de forma ciertamente tan precipitada, apenas había tenido ocasión de respirar entre todas las felicitaciones, preguntas e insinuaciones que le hacían los invitados de lady Malfoy.

El único momento en que se sintió de verdad relajado fue cuando pocas horas después del anuncio, tuvo por fin ocasión de hablar en privado con Pansy quien, tras arrojar los brazos alrededor de su hermana, se declaró «contentísima», «encantada» y «nada sorprendida, ni lo más mínimo».

Harry sí había expresado su sorpresa porque Pansy no estuviera sorprendida, pero ésta se limitó a encogerse de hombros y decir:

—Para mí era obvio que estaba loco por ti. No sé cómo es que nadie más se había dado cuenta.

Lo cual dejó a Harry bastante perplejo, ya que había estado convencido de que Draco tenía su mira matrimonial puesta en Pansy .

En cuanto Harry regresó a Londres, las especulaciones fueron incluso peores. Por lo visto, cada miembro de la élite aristocrática encontraba obligado detenerse en el pequeño hogar alquilado de los Potter en Milner Street para hacer una visita a la futura vizcondesa. La mayoría de ellos conseguían comunicar sus felicitaciones con una dosis sustancial de implicación poco halagadora. Nadie creía posible que el vizconde en realidad quisiera casarse con Harry, y por lo visto nadie se percataba de lo grosero que era decirle eso a la cara.

—Santo cielo, eso sí que es tener suerte —dijo lady Granger, la madre de la infame Hermione Granger, quien, por su parte, no le dijo ni una sola palabra a Harry y permaneció enfurruñada en un rincón lanzando miradas asesinas en su dirección.

—No tenía ni idea de que estuviera interesado por ti —insistió efusiva la señorita Gertrude Knight, con una expresión facial que decía a las claras que seguía sin creerlo, y tal vez incluso confiaba en que tal compromiso resultara ser puro teatro, pese a su anuncio en

el London Times.

Y lady Danbury, quien era conocida por no andarse nunca con rodeos, manifestó:

—No tengo ni idea de cómo le ha atrapado pero tiene que haber sido un truco ingenioso. Hay unas cuantas muchachitas ahí afuera a las que les encantaría que les diera un par de lecciones, hágame caso.

Harry se limitó a sonreír (o eso intentó al menos; sospechaba que sus esfuerzos por conseguir respuestas corteses y amistosas no eran siempre convincentes). Asentía con la cabeza y murmuraba:

He Viscount Malfoy, he who loved me. "Él vizconde Malfoy, él que me amó."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora