XI

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Tan pronto como pude caminar y las enfermeras me permitieron salir de la cama de hospital, me arrastré como una anciana a la unidad de cuidados intensivos neonatales para sentarme con Eun Ji

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Tan pronto como pude caminar y las enfermeras me permitieron salir de la cama de hospital, me arrastré como una anciana a la unidad de cuidados intensivos neonatales para sentarme con Eun Ji. Era lo más hermoso que había visto jamás. Pero mirarla me asustaba demasiado. Era tan pequeña, tan frágil y delicada. ¿Cómo se supone que debía protegerla y cuidar de ella? No parecía importar cuántos artículos de paternidad leí, nada me había preparado para esto. Se había vuelto real.

Una enfermera entró mientras me hallaba sentada en la mecedora, con mi brazo apoyado en el interior del agujero para la mano de la incubadora acariciando suavemente sus dedos miniatura.

—Debería regresar a su habitación y descansar un poco. Ha estado aquí bastante tiempo. No queremos que tenga un contratiempo.

Apenas la miré mientras estudiaba el pequeño mechón de la línea del cabello de mi bebé. ¿Cómo diablos había Jin acertado con eso?

Tal vez simplemente imaginé la descripción que me dio de ella. Había un montón de manchas difusas en mis recuerdos de la noche en que nació.

—Estoy bien. —le dije a la mujer. Todavía no quería dejarla. No creía que fuera posible amar tanto. Mi pecho se sentía lleno. Me podría haber sentado en esa silla y solo mirarla dormir y respirar durante el resto de mi vida—. ¿Necesita una manta? Parece como si tuviera frío.

—Ella está bien. Pero usted debe volver a su habitación; dijeron que acaba de salir de diálisis.

—Solo un poco más. —pedí como una escolar sin tiempo para terminar su examen.

Con un gruñido se dio media vuelta y se alejó. Cuando escuché la frase. —... típica madre soltera. Creen que lo saben todo... —Me quedé mirándola mientras ella se marchaba en una rabieta enojada.

No sé por qué dejé que ese comentario me afectara. Tal vez fue por las hormonas del embarazo sobrantes en mis venas, el inicio de alguna depresión puerperal o problemas normales de inseguridad de una típica madre primeriza; pero las lágrimas llenaron mis ojos de inmediato. Giré hacia mi hija, pequeña e indefensa, luchando por su vida. ¿Qué diablos pensaba que estaba haciendo? Había seguido en esto con mi falsa confianza de costumbre, pensando que podía criar a un ser humano. Millones de mujeres daban a luz bebés cada año. ¿Por qué iba yo a tener un problema con ello? Y mira, casi había hecho que Eun Ji muriera.

✔ 𝓞𝓷𝓵𝔂 𝓨𝓸𝓾 ||Libro 3 - KIM SEOKJIN||Where stories live. Discover now