26 de agosto del 2018 / 11:12 P.M.
Observamos una de las grandes ciudades costeras de los Estados Unidos de América, Miami, el brillo de toda la ciudad hace que palidezca el gran cielo nocturno, las pocas estrellas que son visibles desde los suburbios de la zona Norte, se encuentran siendo observadas por un joven, cuyo nombre es Asier.
Un momento de paz es lo que el chico anhela, un momento para ser capaz de despejar su mente y dejar de pensar en las cosas que lo atormentan, aquello es lo que él busca tras su violento despertar. Ese momento es interrumpido por la voz de uno de sus hermanos.
Kelvin lo llama una y otra vez, pero Asier permanece mudo. Una parte de él esperaba su compañia, pero otra anhelaba genuinamente la soledad.
Ambos tienen 13 años, una altura similar, ojos marrones y una piel clara, destaca en Kelvin su peculiar color de pelo, este siendo gris, a diferencia de Asier, el cual lo tiene de un color oscuro. Ambos chicos son hermanos y comparten habitación; Kelvin termina de subir al techo, mientras Asier permanece sentado, ignorando a su hermano.
-Mañana iniciarán las clases, ¿qué haces aquí a estas horas? -pregunta Kelvin, mientras observa a Asier con preocupación.
-Solo quiero estar aquí.
Pero él quiere ver las estrellas.
-Ajá, ¿un lunes a las once de la noche? Apenas hace diez minutos estabas en la habitación. Asier permanece en silencio, mientras busca alguna excusa.
-Estaba aburrido.
Pero él quería huir.
-¿Una pesadilla? -cuestiona Kelvin, tomando asiento frente a Asier.
Las mentiras de Asier son destruidas en un instante por Kelvin, quien confronta a su hermano, tratando de ayudarlo.
-Un reloj sonando en un pasillo congelado, por algún motivo, quería detenerlo, pero solo me congelé hasta morir.
Kelvin trata de interpretar aquel extraño sueño, en eso Asier empieza a llorar.
-No quiero... no quiero perder todo otra vez -dice Asier sollozando.
-Oye tranquilo.
Kelvin trata de consolar a su hermano, sin mucho éxito.
-Aún quiero tenerlos cerca, aún quiero hablar con ellos, aún quiero...
las palabras del chico son interrumpidas por su propio llanto.
Kelvin se ve incapaz de controlar la situación. Permaneciendo callado varios minutos, hasta que Asier recoge sus lágrimas. El chico no puede evitar pensar en aquel fatídico día, mientras recuerda con nostalgia su antiguo estilo de vida.
-¿Antes de ayer me preguntaste que qué pasó ese día? -pregunta Asier dirigiendo su mirada a su hermano.
-¿Eh? Creo que sí- responde Kelvin confundido.
-Supongo que puedo confiar en ti, así que te lo contaré, pero no se lo pienses decir a los demás -menciona Asier armándose de valor.
-No se lo diré a nadie, te lo prometo.
-Bueno, perdón si lo alargo, pero lo contaré como pueda...
Asier se llevó una mano al pecho, sintiendo el latido acelerado de su corazón. No sabía si estaba listo para contarle a Kelvin lo que le había pasado, pero tampoco podía seguir guardando el secreto. Quizás su hermano lo entendería, quizás lo apoyaría, quizás lo ayudaría a sanar o quizás no.
Con un suspiro, Asier empezó a relatar su historia sin omitir ningún detalle. Al finalizar esperaba ver en los ojos de Kelvin una señal de compasión, de asombro, de solidaridad, pero solo vio incredulidad.
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Trozos del Pasado: Entre Sombras Y Estrellas
Science FictionNoche tras noche, las estrellas son su compañía. En soledad, él se pierde en su melancolía. Prisionero del destino, escapó de la muerte y de la vida. Pero no de su dolor, que lo sigue todavía. Ha visto caer a sus seres queridos, sin poder abrazarlos...