Capítulo 5: Encrucijadas

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Dos días han pasado desde aquel incidente.

30 de agosto del 2018 / 5:45 A.M.

Asier, quien se ha tenido que quedar en casa estos últimos dos días, se levanta de su cama para apagar la alarma de su teléfono móvil. Es hora de que el chico retome sus actividades escolares, mientras busca una ropa que ponerse, es sorprendido por Kelvin, quien también se había despertado.

—¿Te sientes mejor? —Pregunta Kelvin sin vacilar.

—No es propio de ti levantarte tan temprano —dice Asier buscando eludir la pregunta.

—Bueno, quizás esté preocupado por mi hermano que no ha ido dos días a la escuela —menciona tomando asiento en el borde de la cama.

—Como sea, ya sé que hoy tengo que ir.

—Lo dices como si dos días de ausencia no son nada.

—Por qué no lo son, ¿Qué han dejado?

—Nada, pero ya será incómodo para ti hablar con los de nuestro grupo.

—De por sí, ya lo era.

—Ya, pero entiende mi punto.

Asier exhala notándose algo molesto.

—¿Y eso por qué me debe de importar?

—Intentaste llevarte bien con Jhon y buscas unirte al equipo de soccer, además me habías dicho que esperabas hacer nuevos amigos...

—Ya lo pensé mejor, fui un estúpido en pensar eso, soy un maldito incompetente que apenas puede hablar con otras personas, no creo que sea aceptado en el equipo y no creo poder hacer amigos... Como siempre.

—No digas eso, Jhon me dijo que puede ser tu amigo.

—Porque se lo pediste... ¡Ya te había dicho que no lo hicieras!

Asier cierra las puertas del armario con fuerza, recogiendo su ropa y saliendo de la habitación sin prestar atención a las palabras de su hermano, quien intentaba aclararle el malentendido.

«Yo no le pedí nada...» Repite Kelvin en su mente tras el portazo hecho por Asier.

El chico se termina de levantar con un suspiro, para después tomar su teléfono móvil y apagar la alarma, antes de que comience a sonar, posteriormente se dirige al armario.

Asier por su lado, se encuentra en el pasillo, el cual ya tenía las luces encendidas, mientras se dirige al baño, al llegar se da cuenta de que ya alguien está dentro.

«Maldición...» Menciona el chico pensando que debería hacer ahora.

En eso el abuelo del chico va subiendo las escaleras, debido al ruido hecho por Asier momentos antes.

—¿Está todo bien? —Pregunta en voz alta llamando la atención de Asier.

—S... Sí —responde Asier mirando a las escaleras, lo suficientemente alto como para ser escuchado por el hombre.

—Buenos días, Asier —dice el abuelo acercándose al chico.

—Buenos días, abuelo... —Contesta Asier mostrándose más dócil.

—¿Discutiste con Kelvin?

—Más o menos...

—¿Sobre qué fue esta vez?

—Nada serio...

—¿Y por qué cerraste la puerta así?

—¿Cómo sabías que fui yo?

Trozos del Pasado: Entre Sombras Y EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora