30 de agosto de 2018 / 8:08 a. m.
El timbre ha sonado hace unos minutos, anunciando el inicio de las clases. David está sentado en su lugar, al lado de una ventana que deja entrar la luz del sol. Mira el cielo azul y siente una brisa fresca en su rostro. Es un día perfecto para jugar al fútbol. Con una sonrisa, escribe algo en su cuaderno: el plan de entrenamiento del próximo mes.
De repente, un compañero de él se sienta en la butaca frente a este, y le empieza a hablar. Edward es el nombre de aquel chico, alto y fornido, con el cabello rizado y oscuro. Es el mejor amigo de David y juega con él en la línea delantera.
—Apenas esa sera segunda semana, ¿no crees que es demasiado? —le pregunta Edward, al ver el plan de entrenamiento que David ha escrito en su cuaderno.
—¿Tú crees?
—Seguro que sí. Con esas ideas de "entrenamiento" asustarás a los nuevos que quieran unirse al equipo, no todos tienen tanta determinación en el soccer.
—Pero yo lo veo poco...
—Pues es poco para ti, cabrón. ¿Se te olvida la situación del equipo?
Edward le refresca la memoria a David. Pese a estar estables, es cierto que el equipo es vulnerable a ser disuelto nuevamente, apenas tienen miembros suficientes como para tenerlo activo. Los nuevos de este año son principalmente de segundo y tercero. Y la mayoría de estos siquiera se unieron por cuenta propia, ya que fueron los propios miembros del equipo quienes les recomendaron.
—Tienes que mantener un nivel que no lesione a los nuevos y que nos permita destacar este año.
David hace una mueca de disgusto y se rasca la nuca. Sabe que Edward tiene razón, pero le cuesta renunciar a su ambición. Piensa en sus hermanos. Suspira y decide ceder ante la sugerencia de su amigo.
—¿Y qué te parece un partido después de acabar las pruebas de los nuevos? —propone Edward, cambiando de tema.
—No lo veo mal.
—Entonces tendrás que decirle temprano al entrenador.
—Debería —admite David, sacando su teléfono.
En ese momento, el profesor entra en el salón y les pide que guarden sus cosas. Edward se levanta de su asiento y se va a sentar en otro lugar. David se queda solo, escribiendo un mensaje al entrenador del equipo de soccer.
Mientras, la mañana pasaría con relativa normalidad para Asier, el cual esperaba más atención por parte de sus compañeros de aula, pero la mayoría solo se limitó a miradas y algunas pocas preguntas.
30 de agosto de 2018 / 1:38 p. m.
En el salón de clases, Jhon y Josh se encuentran en medio de un debate.
—¿Debería invitar a Asier y a Kelvin a casa? —pregunta Jhon mirando a Josh.
—No lo sé, pregúntale a mami —responde inmediatamente su hermano.
Jhon hace caso y sacando su celular le escribe a su madre.
Jhon:
"Ma, ¿puedo llevar a dos amigos a casa hasta las clases de soccer?" 1:39 P.M.El chico espera la respuesta de su madre por unos cuantos minutos.
Madre de Jhon:
"Claro, no hay ningún problema", 1:42 p. m.
"Recuerda que hoy no los podré llevarlos al soccer", 1:42 p. m.
"Tendrán que ir en bicicleta", 1:42 p. m.Jhon:
"Ok", 1:43 p. m.
"Gracias", 1:43 p. m.—Dijo que sí, pero hay otro problema —menciona Jhon guardando su celular.
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Trozos del Pasado: Entre Sombras Y Estrellas
Ciencia FicciónNoche tras noche, las estrellas son su compañía. En soledad, él se pierde en su melancolía. Prisionero del destino, escapó de la muerte y de la vida. Pero no de su dolor, que lo sigue todavía. Ha visto caer a sus seres queridos, sin poder abrazarlos...