22. ZADDYEL

58 2 0
                                    

22

ZADDYEL


Mientras me fumaba un cigarro en el capó del coche, recordé como no quería que se fuera aquel día.

Como no quería que entrara por esa puerta y que yo fuera el único que se quedara cada noche pensando en ella y en esa insólita necesidad de querer saber o desear volver a encontrarnos.

Como no quería que estuviera mal, ni que lo que ocurrió con ese chico, perjudicara en su vida, en su alegría.

Como no quería que nos volviéramos a encontrar sin querer, porque quería que fuera cosa de los dos.

Y, sin embargo, y por desgracia, tampoco me atreví a pedirle su teléfono u ofrecerle quedar juntos algún día.


Hubo un momento, ese en el que tan pronto como hizo ese gesto con los labios, la forma en la que miró por todos lados y, seguramente, el hecho de que todo en ella, todo su ser gritara que se moviera, que reaccionara, que saliera corriendo si hiciera falta..., pero que al mismo tiempo pidiera que no lo hiciera y que simplemente se quedara esperando para que todo se esfumara, me recordó tanto a mí, que solo pude aguantar la respiración y conservar muy bien todo lo que pudiera de ella; cada movimiento, cada alteración, cada gesto. Cada aliento.

Tuve miedo. Hasta esperanza.

«¿Quién eres, Alice?»

«¿Por qué creo que guardas demasiadas cosas dentro de ti?»

El Camino de Nuestras Almas © ✔️Where stories live. Discover now