La enemistad entre Harry y Amara no era fácil, no cuando todo había comenzado por un pequeño mal entendido y menos cuando el mejor amigo de ambos era Mitch Rowland.
Y si a Harry no le agradaba mucho Amara, ¿Entonces por qué escribió tantas cancione...
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Amara Willson
Harry no se equivocó, el departamento era hermoso, quizás mucho más de lo que llegué a imaginar.
Estaba ubicado en Knightsbridge, un sector bastante residencial y acomodado en Londres. Contaba con una hermosa y amplia sala de estar, una cocina americana y solo un dormitorio. Todo era perfecto y espacioso para una sola persona. Además, estaba decorado de tal forma que me hizo sentir cómoda y a gusto, de hecho no había nada que le hubiese cambiado.
Habían pasado ya dos días desde nuestra llegada al país inglés y por el momento no había hecho nada interesante.
Mitch se encargó de ayudarme a acomodar mis cosas y me acompañó también al supermercado más cercano a comprar cosas básicas para mi despensa.
Me comentó que el departamento lo pagaba el equipo de Harry, así que no tendría que preocuparme con ese gasto, y que todo estaba dentro de los parámetros del contrato que yo había firmado.
También me había comunicado con el abogado que me ayudaría con la denuncia interpuesta en contra de Luke, me comentó que el departamento de policía ya estaba en busca del paradero del idiota que tenía como ex pareja y que me contactaría por cualquier otro movimiento que se haga.
Todo parecía marchar de maravilla hasta el momento, había comenzado con algunos proyectos para mi trabajo y también me di el tiempo de recopilar todas las fotos que tenía de Harry Styles a la fecha.
—¿Estás lista?— pregunta Mitch entrando a la habitación.
Había quedado justo ese día de ir a cenar a su casa junto con Sarah. Él amablemente se había ofrecido en llevarme y en traerme de vuelta, así que lo tenía esperando en mi sala de estar mientras terminaba de arreglarme.
—Si, sólo falta mi cartera— digo retocando mi brillo labial antes de acercarme a él.
Mitch me sonríe para luego volver su vista al celular.
—Kid irá más tarde a la casa— me comenta.
—Podríamos comprar unas cuantas cervezas— sugiero y mi mejor amigo me da la razón.
