Capítulo 3.

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Todo lo perfecto que puede ser

-No sé por qué acepté unirme al equipo de softball de Morgan. Voy a hacer el ridículo, voy a dejar mal a todo el FBI y luego no podré mirarlos a la cara- se quejó Spencer al llegar al campo, aún vacío. Hotch suspiró y le dio un abrazo por la espalda, apretándolo con fuerza y hablándole con el tono que usaba cuando nadie más podía oírlos: fuerte, seguro y caliente, haciéndolo enrojecer por dentro.

-Yo confío en ti, mi amor, y Morgan también, por eso te escogió para completar el equipo. Tienes que relajarte, olvidar tus miedos y recordar todas las veces que has hecho cosas arriesgadas y asombrosas. ¿Qué es un partido de softball en comparación?

-Bueno…- el calor le recorría todo el cuerpo a medida que Aaron hablaba, así que su mente no tardó en reemplazar sus temores por excitación y audacia. Aaron siempre sabía cómo infundirle ánimos, con sus abrazos y besos podía hacerlo olvidar del mundo, y estaba muy agradecido por eso. Con unos cuantos minutos más el efecto habría sido adverso y hubiera terminado por excitarse demasiado para concentrarse en el partido, pero justo llegó el resto del equipo y eso lo obligó a volver a poner los pies en la tierra.

-Tortolitos, dejen los mimos para después que tenemos un equipo que aplastar- los retó Morgan divertido, señalando a lo lejos al equipo rival.- Los del Servicio Secreto siempre nos ganan, pero no esta vez. ¡Apuesto lo que quieran a que este partido se romperá su racha!

Spencer no era un deportista, nunca lo había sido. Sus recuerdos de las clases de deportes en la escuela estaban llenos de humillaciones por parte de todos sus compañeros, así que al principio había creído que Morgan estaba loco por pedirle unirse al equipo del FBI en aquel encuentro amistoso. Pero ahora, con todo su equipo viéndolo y alentándolo, supo que no podía dejarse vencer por viejos miedos de adolescente. Incluso su pequeño hijastro Jack estaba allí, en el regazo de su padre, el hombre al que ahora llamaba "mi amor" en lugar de "jefe". Aaron… Aaron se había vuelto tan especial para él, tanto, que había logrado vencer su pánico a las relaciones amorosas. Aaron lo estaba cambiando para bien, ampliando su mundo y haciéndolo más feliz de lo que nunca había sido.

"Incluso ahora, han sido sus palabras las que me han llenado de motivación. De acuerdo, el entrenamiento con Morgan ha ayudado, pero sin Aaron aquí, probablemente todavía estaría dudando. Él realmente saca lo mejor de mí afuera, por eso lo…"

-¡¡Chico, corre, vamos, corre!!- lo azuzó Morgan después que bateara bien la pelota, mandándola tan lejos que los rivales habían quedado desconcertados. Spencer sonrió de oreja a oreja y echó a correr bajo el cielo azul y los vítores de sus amigos, pensando que todo era como en sus sueños pero mejor. Si sus compañeros de secundaria pudieran verlo… ¡si tan solo su yo de quince años pudiera verlo! Le agradaría saber que su sufrimiento tendría fin, y que a falta de una familia funcional y amorosa que lo criase, encontraría otra familia que lo haría feliz en su adultez y le daría un nuevo sentido a sus días. Aaron, por su parte, estaba pensando y sintiendo lo mismo.

-¿Has visto eso, Jack? Spencer lo logró, es un bateador increíble…

-¡Sí! Yo quiero aprender a batear también… papá, ¿a papá Spencer le gustará enseñarme?

Escucharlo llamar papá al hombre que amaba movilizó hasta el último rincón de su mente y de su cuerpo, así que se limitó a sonreír y abrazarlo mientras agitaba el brazo hacia el campo, para que Spencer los viera. Su novio, su adoración, el otro papá de su hijo. Si la vida podía ser mejor, no sabía cómo, porque en ese momento le pareció todo lo perfecta que podía ser.

 Si la vida podía ser mejor, no sabía cómo, porque en ese momento le pareció todo lo perfecta que podía ser

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Spencer x Aaron (Diálogos y Drabbles)Where stories live. Discover now