Spencer x Aaron (Diálogos y Drabbles)

Capítulo 8.

(En este AU Hotch es jefe de una empresa privada, y Morgan, García y Rossi algunos de sus empleados).

Ceño fruncido

Hotch entró a su oficina sin prestar atención a nadie en particular. Por lo general era serio pero no maleducado, así que a varios de sus empleados les sorprendió que no los saludara y ni siquiera los mirara. Quizás había tenido algún problema fuera de la empresa, pero por supuesto nadie iba a preguntárselo. Le tenían demasiado respeto (y un poco de miedo) para meterse en sus cosas personales.

-Yo quiero saber pero no quiero ser despedido por chismoso, así que mejor ve tú, nena- le dijo Derek a Penélope, la secretaria privada de Hotch. Ella lo miró con el ceño fruncido y contestó, digna, que no tenía intenciones de hacer tal cosa.

-A diferencia de lo que puedas creer no soy una chismosa, así que ve pensando en otra alternativa si quieres saber lo que le pasa. No haré tu trabajo sucio.

-No, harás tu propio trabajo y harás pasar a ese pobre muchacho de ahí que lleva rato esperando- terció Rossi señalando al joven que esperaba en el recibidor, con aire de inocencia y nervios.- Es el mejor recomendado para el puesto de analista que tanto quiere cubrir el jefe Hotch, ¿así que lo haces pasar o le decimos que venga otro día?

-Demonios, es cierto- masculló Penélope yendo hacia el joven, quien en efecto lucía extremadamente inocente; se llamaba Spencer Reid y estaba recién graduado, sin duda era brillante como lo atestiguaban sus notas y recomendaciones de la universidad pero no cabía duda que sería carne de cañón para un jefe severo como Hotch. Se lo veía demasiado puro, demasiado inexperto para saber llevarle las mañas a un hombre como Aaron Hotchner.

-¿Señor?- llamó con cuidado a la puerta de su jefe.- Disculpe que lo moleste pero…

-García, estoy ocupado, ¿puedo saber qué necesitas y en lo posible saberlo rápido?

-Sí, señor, ya está aquí el doctor Reid.

-¿Quién?

-El doctor Spencer Reid, el que su amigo Gideon recomendó para el puesto de analista- titubeó ella al tiempo que Spencer entraba en la oficina. Aaron se quedó mudo al verlo y con razón: era el mismo muchacho hermoso y adorable de la tarde anterior, el que había conocido por casualidad en el cine. Él había ido por su hijo Jack y nada más, pero haberle tocado sentarse al lado de ese muchacho fue un beneficio inesperado y encantador: nunca había visto a un hombre joven disfrutar tan genuinamente de una película animada, nunca había visto una sonrisa tan pura y a la vez tan poderosa. Lamentablemente lo había perdido de vista al salir de la sala y por eso había dormido mal, sintiéndose estúpido por haberse quedado impactado por alguien a quien posiblemente no volvería a ver. Posiblemente…

-Mucho gusto, señor Hotchner, eh… disculpe, ¿nos hemos visto antes…? ¡Ah, ya sé! En el cine, estaba oscuro pero creo que era usted, ¿o no?- preguntó Spencer con desparpajo, mostrando de nuevo esa sonrisa poderosa como el sol. Al instante su ceño fruncido desapareció y le dio la mano a Spencer con total confianza, como si ya fueran íntimos y no dos desconocidos que por casualidad se habían sentado uno junto al otro en el cine. 

-Era yo, en efecto. Veo que tiene buena vista y buena memoria, eso ya son dos puntos a su favor, doctor Reid. ¿Gusta sentarse? 

-Claro, la entrevista…

-Oh, no hará falta tal cosa. Si Gideon dice que es el mejor analista ya está adentro, pero quizás podamos conversar y tomar un café para conocernos mejor- propuso con naturalidad, dejando definitivamente atrás la mala onda que trajera esa mañana.