La vecina

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El día había comenzado algo soleado pero terminó volviéndose un día nublado y lluvioso.

Rosé observaba la lluvia caer a través de su ventana con un puchero en sus labios, sus planes de ir al centro comercial con Jennie se habían arruinado, ni de broma saldría bajo una tormenta.

Más tarde terminó de llover aunque Rosé seguía en su habitación acostada en su habitación mientras leía un libro en su celular, pero su lectura se vió interrumpida por una llamada entrante de Jennie quien estaba agendada como '𝐍𝐢𝐧𝐢 ♡' .

—Hola Jenn—saludó Rosé con alegría.

¿Por qué no me habías llamado?—le preguntó y pudo notar cierta frustración en su voz.

¿Obligatoriamente debería responderle que no la había llamado porque se había distraído leyendo porno gay?, decir otra cosa estaba mejor.

—Porque estaba lloviendo—le respondió Rosé.

—Tú misma lo dijiste, estaba lloviendo—le recalcó aún con frustración en la voz—¿qué piensas ponerte mañana para el cumpleaños de Chaeyoung si no tienes nada que
ponerte?—le preguntó.

No hubo respuesta.

Rosé se había quedado pensando en algún argumento que la dejara callada aunque sea por un instante.

—Olvídalo, paso por ti en quince minutos—le dijo Jennie y colgó antes de que su contraria pudiera protestar.

¿¡En quince minutos!?, ni siquiera había almorzado y ni hablar del estado en el que estaba.

Corrió hacia el baño para darse una ducha, la más veloz que se ha dado hasta ahora si alguien se lo preguntaría, abrió su clóset que estaba hecho un desastre y lo primero que vió fue lo que cogió. Se peinó y lo único que decidió aplicarse en los labios un brillo labial de fresa, el cual siempre se aplicaba, y bajó a toda velocidad hacia la cocina para ver si encontraba algo de comer.

Abrió el refrigerador y nada ante sus ojos parecía interesante, así que decidió servirse un vaso de jugo de naranja para por lo menos llevar algo en el estómago, ya que sabía que su amiga hiba a demorarse una eternidad en aquel centro comercial buscando la prenda perfecta.

Terminó de tomarse su jugo y escuchó que Jennie tocó insistentemente la bocina de su auto.

Rosé salió de su casa y entró al auto de Jennie que se encontraba estacionado frente a su casa.

—¿Y esa cara?—le preguntó Jennie cuando Rosé se sentó a su lado en el asiento de copiloto.

—¿Cuál cara?—le respondió frunciendo más aún su ceño—yo solo tengo hambre—le dijo.

Las personas cercanas a Rosé sabían que cuando esta tenía hambre se enojaba, así que tenías dos opciones...

Opción número uno: Comprarle algo de comer lo más rápido posible antes de que se enoje más, no pasará nada de malo ya que Rosé lo único malo que ha hecho en su vida hasta ahora es matar moscas, pero se pasará todo el tiempo con el ceño tan fruncido que es probable que le salgan arrugas antes de llegar a la vejez.

Opción número dos: No comprarle nada y hacer como si no notaras su ceño exageradamente fruncido, pero después no preguntes por su mal carácter.

Jennie decidió escoger la opción número dos, encendió el auto y se dirigió hacia el centro comercial.

Rosé de mal humor se puso sus auriculares mientras escuchaba una de sus canciones favoritas en inglés, Tek it de Cafuné. Apoyó su cabeza sobre la ventana del auto mientras veía las casas, edificios, personas, árboles y autos quedarse atrás.

One shots | ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora