Capítulo 8.

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—¿Estas más tranquilo ahora? —pregunto Checo.

Max caminaba en línea recta, Toto le había dado a Latifi su merecido, pero no podía dejar de pensar que aquello era algo que debió hacer el, al fin y al cabo, Joelle era su familia.

La realidad lo golpeo en la cara; Joelle era su familia, pero ahora él no era la única familia de la chica, sabía bien que Toto y Susie habían acogido a su amiga y era totalmente comprensible que el team principal de Mercedes hubiera actuado de aquella forma, al igual que Hamilton.

—Supongo que ya no soy la única persona que se preocupa por ella —dijo por fin, más para sí mismo que para su compañero— es que aún no me acostumbro a que haya más personas que la consideran parte de su familia.

—Si, bueno, tú tampoco estás tan solo como antes ¿no? Es decir, tienes a Christian, sabes que eres como un hijo para él y...

Sergio no termino aquella frase, quería decirlo, pero una vez más, el miedo a salir lastimado pudo más que él.

—¿Y te tengo a ti? —Max se había cercado a él en algún momento, con tal sigilo que Checo no lo sintió— ¿eso ibas a decir?

Sergio asintió, incapaz de articular palabras.

—He querido darte el espacio que necesitas —comenzó el menor— ser buen compañero y tratar de fingir que en realidad no me muero por estar contigo, que no quiero besarte todo el tiempo, que no trato de buscar cualquier oportunidad para tocarte, pero ya no puedo más, Sergio, no puedo seguir alejado de ti, porque siento que eso me está consumiendo.

—Max, no creo que...

—No, escucha, por favor escucha hasta el final sin interrupciones —Sergio habría querido objetar, no confiaba en el mismo cerca de Max, aun así, lo dejo continuar— lo hicimos mal desde el inicio, no solo yo, tú también, pero eso no significa que no podamos estar juntos, que no nos queramos, porque yo sé que aún lo haces, que aún me quieres y no sé cómo arreglar esto, siento que todo lo que haga o diga no será suficiente nuca.

Cuando Max hubo terminado de hablar parecía que había corrido un maratón, su pulso se había acelerado y su corazón martillaba en su pecho tan rápido que era casi doloroso, también le faltaba el aire.

Sergio intento decir algo de nuevo, pero, de nuevo, las palabras se negaron a salir y fueron remplazadas por un vergonzoso sollozo y lágrimas, se tapó la cara inmediatamente, pero había actuado demasiado tarde, Max ya estaba ahí, preocupado y consolándolo.

—Mierda, mierda, mierda —Max no sabía que hacer, tal vez había actuado demasiado rápido, estaba claro que Sergio no estaba listo para aquello— oye, lo siento yo...

Max hizo lo único que se le ocurrió hacer, abrazar a su compañero, pensó que él se opondría, que lo empujaría y se resistiría, pero en su lugar este prácticamente se dejó caer sobre el mientras sus hombros se movían precipitadamente a causa de los sollozos, se quedaron en aquella posición unos minutos, hasta que su compañero fue controlándose poco a poco.

—Lo siento, no sé qué me ocurrió —Sergio se limpió las lágrimas y sorbio la nariz— quiero estar contigo más de lo que he querido estar nunca con otra persona, pienso en ti todo el tiempo, me moría de celos cada vez que Chloe se te acercaba, los momentos más felices de mi día son cuando estoy contigo y los más dolorosos son cuando tengo que alejarme de ti.

Sergio suspiro ates de continuar:

—Pero vi en primera fila como el amor por ti consumió a Joelle y como tu disfrutabas aquello como si fuera un espectáculo, sé que es distinto, que ambos habían pasado por sucesos traumáticos y que el daño fue mutuo, pero no puedo evitar sentir miedo de que al final del día no hayas cambiado nada, que sigas siendo el mismo Max que hirió a la única persona que siempre estuvo a tu lado, porque, si así le pagaste a ella su amor ¿Quién me asegura que no harás lo mismo conmigo?

Crowns & Hummingbird. [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora