Capitulo 16.

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Capitulo 17:

Terminé de vestirme con un atuendo inusual, una blusa blanca que dejaba poco a la imaginación, unos shorts de cuero negro que apenas cubrían mis muslos, adornados con cadenas plateadas, botas negras de charol sin tacón, medias negras con agujeros, y tatuajes temporales que decoraban mi abdomen, brazos y cuello. Complementé el look con un choker negro, un delineado oscuro, labios rojos y el cabello suelto con dos finas trenzas en los mechones delanteros, y finalmente, una chaqueta de cuero negra y roja. No era en absoluto mi estilo habitual, pero me sentía diferente y me gustaba. Tomé mi celular y abrí el mensaje de Elizabeth, quien mencionaba que estaría en el bar Fénix Velones, junto con Logan. Le respondí que tenía algunas cosas que hacer primero y que quizás me uniría más tarde. Guardé el teléfono y salí del edificio, dirigiéndome hacia el lugar de encuentro con Silas y su pandilla. Subí a mi camioneta y comencé a manejar, sintiendo cómo los nervios se apoderaban de mí. Mis manos temblaban, mis rodillas estaban débiles, pero sabía que debía hacerlo.

Una vez llegué, todos esperaban en sus motocicletas, incluyendo a Kaely. Estacioné la camioneta y me bajé. Todos me miraron fijamente, y Silas comenzó a aplaudir.

-Ahora sí, muñequita, pareces una de las nuestras. Buen trabajo, Kaely -dijo, mirando a su hermana con aprobación. Observé a Kaely, quien asintió con calma, lo que me reconfortó un poco.

-Que comience la acción -declaró Silas con entusiasmo. Todos se subieron a sus motos y las encendieron. Silas subió a la suya y me miró antes de ponerse el casco.

-¿Vienes, princesa? -preguntó con un tono retador. Apreté la mandíbula y tomé el casco que me ofrecía, colocándomelo antes de subir con él a la moto. Él también se puso su casco.

-Tranquila, puedes abrazarme, a menos que quieras caerte y morir -añadió, lo que provocó risas entre los demás.

Rodé los ojos y lo abracé, cerrando los ojos. Aún sentía miedo al subirme a una moto, sabiendo lo peligrosas que podían ser.

La moto rugió bajo nosotros cuando Silas aceleró, y mi corazón latía con fuerza en mi pecho. A medida que avanzábamos por las calles de Manhattan, sentí la adrenalina recorrer mis venas, mezclada con una dosis de temor. Aferrada a Silas, me di cuenta de que estaba atravesando un mundo completamente desconocido.

La ciudad parpadeaba y zumbaba a nuestro alrededor, y la brisa nocturna me golpeaba el rostro mientras avanzábamos a toda velocidad. Las luces de neón destellaban en las calles oscuras, y el bullicio de la vida nocturna llenaba el aire.

Silas y su pandilla lideraban el camino con destreza, y yo me aferraba a él con fuerza. A pesar del temor inicial, comenzaba a sentir una extraña emoción por lo que estaba por venir.

Finalmente, llegamos a nuestro destino: Murallas Negras. Era un lugar sombrío y siniestro, con una atmósfera tensa que se podía cortar con un cuchillo. Las miradas de los presentes me escudriñaron cuando bajamos de la moto, y Silas me guió hacia el interior del lugar.

Los pasillos estaban oscuros, iluminados solo por tenues luces rojas, y la música retumbaba en mis oídos. Era un mundo aparte, alejado de la realidad cotidiana de Manhattan.

Nos adentramos en la oscuridad, y mientras lo hacíamos, me di cuenta de que había cruzado una línea que no podía desandar. Estaba dispuesta a enfrentar lo desconocido, sin importar las consecuencias.

El viernes en Murallas Negras prometía ser una noche llena de misterio, desafíos y, quizás, revelaciones sobre el enigmático James y su peligroso pasado.

Las paredes estaban decoradas con dibujos de carabelas en neón verde y anaranjado, creando un ambiente surrealista. El lugar estaba abarrotado de personas de todos los tipos imaginables: algunos consumían drogas, otros peleaban y otros más se entregaban a encuentros sexuales sin importarles nada. Era un ambiente que jamás había experimentado y definitivamente no estaba hecho a mi medida. No podía evitar preguntarme cómo James podía sentirse cómodo en un lugar como este.

Nos ofrecieron shots de colores, pero rechacé la oferta, mientras que el resto de la pandilla los aceptó con entusiasmo. Continuamos avanzando por el lugar, adentrándonos en un pasillo oscuro decorado con grotescos dibujos de payasos en las paredes. Hombres del bajo mundo vendían drogas a nuestro paso, y luego bajamos unas escaleras que nos llevaron a otra parte del establecimiento.

Allí, en el centro de la habitación, se encontraba un inmenso ring de boxeo. A su alrededor, una multitud de personas gritaba y apostaba grandes sumas de dinero, mientras mujeres semidesnudas añadían un toque de decadencia al escenario. Tomé una profunda bocanada de aire, sintiendo cómo los nervios me invadían por completo. Busqué ansiosamente a James entre la multitud, pero no lograba encontrarlo en medio de aquel caos.

Llegamos al bullicio del lugar, donde todos gritaban, silbaban, peleaban y aplaudían. La música retumbaba en nuestros oídos, y finalmente, logré ver a James. Estaba junto a un hombre que nunca había visto antes y una chica morena, de estatura similar a la mía. James llevaba una chaqueta de cuero y vaqueros, y al darse la vuelta, nuestros ojos se encontraron. Vi cómo su expresión cambiaba drásticamente al verme allí, y luego desviaba la mirada al notar que Silas me tomaba de la mano. A pesar de su intento por aparentar indiferencia, sabía que esto había desencadenado una guerra interna en él.

Un hombre con un micrófono gritó: "¿Están listos para ver sangre?" y la multitud respondió afirmativamente. Luego anunció la pelea que estábamos a punto de presenciar: "¡Con ustedes, Alacrán vs. James Stone Cárter!".

Mi pulso se aceleró mientras observaba a James, quien no apartaba la mirada de la mía. El hombre le dio dos palmadas en el hombro para indicarle que subiera al ring. James, sin apartar sus ojos de los míos, se quitó la chaqueta y la camisa, dejando al descubierto su torso, adornado con algunos moretones. Noté que había un nuevo tatuaje que nunca antes había visto. Era una espina dorsal con rayos a los lados, que se extendía desde la parte inferior de su espalda hasta la nuca de su cuello.

James se adentró en el ring con una determinación feroz en su mirada. El rugido de la multitud se intensificó mientras él se preparaba para la pelea. Sabía que tenía que darlo todo, no solo por el desafío que tenía frente a él, sino también por mi presencia inesperada en ese lugar.

El oponente de James, Alacrán, era un hombre fornido y experimentado en el combate. La campana sonó, marcando el inicio de la pelea, y en un abrir y cerrar de ojos, la violencia se desató en el cuadrilátero.

James se movía con una agilidad sorprendente. Esquivaba los golpes de Alacrán con destreza y contraatacaba con una ferocidad bestial. Sus puños golpeaban con una fuerza incontenible, y con cada impacto, se podía sentir la intensidad de su determinación.

La multitud estaba en un frenesí, animando a ambos luchadores mientras se enfrentaban en una batalla despiadada. James, sin embargo, estaba en su elemento, como si hubiera nacido para ese momento. Su fuerza bruta y su habilidad en el combate eran impresionantes.

Con una serie de golpes devastadores, James finalmente dejó a Alacrán en el suelo, sin fuerzas para seguir luchando. El árbitro comenzó a contar, pero fue una tarea inútil. James se había alzado como el claro vencedor de la pelea, demostrando una destreza y un poder que parecían inhumanos.

Cuando finalmente se dio por terminada la pelea, la multitud estalló en vítores y aplausos. James, cubierto de sudor y sangre, salió del ring triunfante. Sus ojos buscaron los míos entre la multitud, y por un breve momento, el orgullo y la intensidad que reflejaban esos ojos me dejaron sin aliento.

La pelea había sido una exhibición de fuerza y determinación a un nivel bestial, y James la había ganado con una maestría indiscutible.

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MC | Sr. Stone, Recuperado por ti. (18+) María Cruz, [EN PROCESO, PARTE II.]Where stories live. Discover now