capítulo 30

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Octubre llegó y con él los cumpleaños de Heeseung y Ahyoung. La planificación de la fiesta de nuestra hija iba excelente, ya teníamos casi todo preparado, así que ambos nos sentíamos más tranquilos. Pero cuando el mes de septiembre estaba finalizando recordé que el cumpleaños de Heeseung también era en ese mes, ¿cómo se me pudo haber olvidado?

Tenía sólo un par de semanas para decidir qué regalarle y para terminar de empeorar la situación, todo mi dinero se había ido en la fiesta de Ahyoung y en los gastos del hogar. Aunque podía pedirle prestado a mis padres, no iba a hacerlo, se sentiría como si en realidad yo no le estuviera dando el regalo a mi novio.

— Dabin, ¿qué puedo regalarle a Heeseung que sea barato y fácil de conseguir?—susurré, estaba en una llamada con mi mejor amiga y para que Heeseung no escuchara nada de lo que decíamos me encerré en el baño.

— ¿Por qué piensas en comprarle algo cuando estás tú?

— ¿A qué te refieres?—soltó una carcajada.

— Me refiero a que su regalo seas tú, amiga. No sé, pregúntale por alguna fantasía que tenga o alguna posición que quiera probar, se la cumples y listo, ahí está su regalo de cumpleaños, fácil y gratis.—me sonrojé por completo aunque lo que decía Dabin no sonaba mal.

— ¿Pero cómo se lo pregunto sin que sospeche nada?

— Sólo pregúntaselo, lo más seguro es que no se dé cuenta de que estás planeando algo para su cumpleaños...

— ¿Nari, amor? ¿Estás hablando sola?—me sobresalté al escuchar la voz de Heeseung y casi me caigo del escusado.— Ya llevas mucho tiempo dentro, ¿te falta mucho para salir? Necesito hacer del baño, creo que me cayó mal la comida que compramos... No volvamos a comprar en ese restaurante.

— Oh sí, ya voy a salir.—dije nerviosa y puse los ojos en blanco al escuchar a Dabin conteniendo la risa. Le colgué la llamada y le bajé al baño para que Heeseung no sospechara nada, guardé mi celular en el pantalón antes de lavarme las manos. Salí del baño tratando de no ver a la cara a mi novio.

— ¿También te cayó mal el pollo?

— Creo que sí... Tienes razón, no volvamos a comprar en ese lugar.—dije y me apresuré a ir a la habitación.

Media hora después Heeseung entró a la habitación todo sudoroso y sobándose el vientre, al parecer sí le había caído mal la comida. Palmeé el colchón a mi lado y caminó hacia la cama cabizbajo, acostándose de lado, Ahyoung de inmediato se acercó a él y comenzó a jugar con su camiseta.

— ¿Ya te sientes mejor?—le pregunté secando el sudor de su frente.

— Creo que sí...—se acomodó boca arriba unos segundos y luego se sentó.— Debo sentirme mejor, tengo que ir a trabajar...

— Estás loco, ¿cómo irás a trabajar así? ¿Qué harás si te dan retortijones en el trabajo?—negué con la cabeza.— Dame tu celular, le llamaré a tu jefe para decirle que estás enfermo.

— Estoy bien, amor.—lo miré seria, hasta pálido estaba y según él estaba "bien".— No me mires así...—no cambié mi expresión y resopló.— Bien, tú ganas, toma.

Me dio su celular y me acomodé en la cama mientras llamaba a su jefe. El señor fue muy comprensivo, incluso me pasó algunos remedios caseros para que Heeseung se sintiera mejor.

— Listo. Ahora recuéstate, te traeré agua.—me levanté de la cama y Heeseung a regañadientes me hizo caso.

Estaba igual que mi padre cuando se enfermaba, parecía como si les molestara que los cuidáramos.



(...)



— ¿Cómo te sientes? ¿Ya mejor?—le pregunté cuando terminó de comer. Asintió limpiándose los labios con una servilleta. Por la tarde le había llamado a mi suegra avisándole que Heeseung estaba enfermo y ella voluntariamente trajo algo de comida, bebidas rehidratantes y medicamentos para que Heeseung tomara, quería quedarse a ayudarme a cuidarlo pero tenía que ir a trabajar.

— Mucho mejor, gracias, amor.—me sonrió y acaricié su mejilla.— Oye, ¿no estabas enferma también?

— Ah, bueno... Creo que con lo que hice se me quitó.—solté una risa nerviosa. Entrecerró los ojos mirándome fijamente.

— Mmm...

— Bueno, iré preparar la leche de Ahyoung.—huí rápidamente a la cocina. Mientras preparaba la leche recordé lo que me había dicho Dabin y mordí mi labio inferior.— Oye, amor.—dije en voz alta para que me escuchara.

— ¿Si? ¿Qué pasó?—me respondió en el mismo volumen.

— ¿Tienes alguna fantasía o posición que quieras intentar?—pregunté esperando ansiosa su respuesta, sin embargo lo único que se escuchó fue que se estaba ahogando. Rápido fui a verlo y le di una palmadas en la espalda, tomé su bebida y se la pasé para que le diera unos tragos.

— ¿Qué cosa preguntaste?—dijo con la voz rasposa y me miró con el rostro rojo, no sabía si era porque se estaba ahogando o porque la pregunta lo había hecho sonrojar.

— Te pregunté que si tienes alguna fantasía o posición que quieras probar.—apenas terminé hablar volvió a ahogarse con su saliva.

— Dios mío, me vas a matar...—murmuró después de darle un trago a su bebida.— ¿Para qué quieres saber eso?

— ¿No puedo saber?

— Claro que puedes pero es raro que me lo preguntes así de la nada...—lo abracé por los hombros y me acerqué a su oído.

— ¿No me vas a decir, amor?—susurré en su oído con voz seductora, sonreí al escucharlo tragar saliva.

— Te lo diré, amor... Espero que no pienses que soy extraño o un degenerado.—relamió sus labios antes de seguir hablando.— Me gusta el Daddy kink, ¿sabes lo qué es?

— Pero si eso es muy común, amor, he leído muchas historias sobre ese kink...

— ¿Cómo que has leído historias sobre eso?—frunció el ceño confundido. Demonios, se me salió decir mi mayor secreto.

— Bueno...


Our Second Chance | Heeseung LeeWhere stories live. Discover now