CAPITULO 56:

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DÍA DE ACTUALIZACIÓN

QUE LO DISFRUTEN

GRACIAS POR LA PACIENCIA Y PIDO DISCULPAS POR LOS ERRORES. SERÁN CORREGIDOS MAS ADELANTE.

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Tragué saliva con dificultad, cuando la mujer de la embajada pronunció mi nombre y entró a la oficina en la qué me harían el interrogatorio para la visa. Miré a mi esposo y también a Holly qué estaba con nosotros. El tomó mi mano y me dio un apretón cariñoso. Ya lo habían entrevistado y era mi turno. Así comprobarían si la información qué les daba era la verídica, o yo fallaba de lo qué él había dicho.

--Todo va a ir bien, ten fe.

Asentí lentamente y sin más, me encaminé al despacho donde me harían la entrevista, con una carpeta con la documentación, en mi mano. Mis pasos sonaron firmes a pesar del pánico qué tenía. Y cuando entré, la mujer de inmigración me hizo cerrar la puerta. Las persianas con vista a la sala de espera, completamente cerradas. Dos oficiales me cacharon qué no tuviera elementos qué pudieran ser usados para hacer trampas durante ese examen, y finalmente me pude sentar frente al escritorio.

--Buenas tardes, Mónica. Mi nombre es Greta y voy a ser la encargada de hacerte las entrevistas para la visa. ¿De acuerdo?

--Muy bien. Es un placer.

Contesté en inglés. ¿Tal vez eso me diese puntos extra?

Le entregué los documentos cuando extendió la mano, y ella estudió todo, mientras yo miraba lo impersonal de la sala. Las paredes grises sin cuadros ni nada. Solo un reloj de pared, y un ventilador en ese momento apagado. La mujer suspiró, mirándome un segundo.

--Vienes queriendo obtener la visa de residente, como esposa de un norteamericano. ¿Es así?--afirmé.

--Lo es. Andrew y yo nos casamos hace unos días, y requerimos esa visa, para no estar separados--se puso unos lentes.

--Pero no es la única razón. Porque aquí dice que tu entrada fue por cruce de la frontera de ilegal. Pasaste de Tijuana a San Diego, violando las leyes--su mirada fue severa--y eso es un delito.

Apreté las manos entre mis piernas, para qué ella no viera qué me temblaban y sudaban a la vez.

--¿Qué tienes qué decir respecto a eso? Y por favor nada de engaños. Si quieres tener la visa debes ser sincera.

Entonces de forma lenta, empecé a contarle las razones por las qué lo había hecho. Mi vida de martirio con mi ex marido, sus maltratos, el pánico. Y como el cruzar de ilegal me pareció la única solución fácil y rápida. No me interrumpió durante todo el relato, solo asintiendo y tomando nota en una computadora.

--Señora Greta, créame qué no era mi intención cruzar en esas condiciones. Pero no tuve de otra.

--Podrías haber solicitado un permiso de asilo, desde México. ¿Por qué no lo hiciste?

--Eso tomaba mucho tiempo. Mientras obtenía citas en las embajadas, los papeleos. Tomaba un tiempo con el qué no contaba. El día qué escapé, mi ex marido estuvo por matarme. Tenía qué correr este riesgo--suspiró nuevamente.

Mi mirada era suplicante. Aunque Holly y Flor me habían dicho qué no la pusiera. Porque con eso me vería débil y ellos tendrían poder sobre mí.

--Sí sabe, señora Donovan, qué el haber hecho eso, le dará menos posibilidades de qué su visa sea aprobada. En los Estados Unidos no nos gustan las personas qué rompen las normas. Su situación en inmigración es precaria.

SUITE 405 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora