MIDNIGHT, hermione granger.

37

—MIDNIGHT.
37. "Quidditch, barro y aceptación."

Estrenduosos truenos se oían por todo el castillo, haciendo eco y retumbando en todos los presentes allí. El cielo ahora estaba teñido de un gris oscuro, casi que negro, mientras que el diluvio que caía manchaba las ventanas y transformaba el césped antes verde en puro fango.

Fango que Venus pisaba con asco a medida que avanzaba hacia el campo de Quidditch, una mueca demostrando su molestia estaba en su rostro mientras movía sus pies intentando deshacerse de él. Las gotas caían sobre ella al igual que en el resto de adolescentes,  el partido ni siquiera había iniciado y ella ya sentía sus huesos congelarse, rogando por el calor que escaseaba en ella.

Luego del rápido desayuno que tuvieron los integrantes de Quidditch (al igual que quienes esperaban impacientes dicho juego), todos se dirigieron hasta el campo y fingieron demencia colectivamente ante la lluvia, puesto que el clima no era ningún impedimento para jugar. Venus, antes de retirarse del comedor junto a sus compañeros Slytherin, buscó con su vista a cierta niña Gryffindor quién también le miraba aún en la mesa del cuervo; aún cuando Venus era tomada por el codo y técnicamente era arrastrada por Draco, ella se tomó un momento para sonreirle a Hermione, quien estaba encorvada en su asiento y tan solo le dedicó una pequeña sonrisa.

Avery estaba demasiado nerviosa, su ansiedad estaba en cada rincón de su cuerpo haciendo de las suyas mientras esperaba impaciente que les dieran la orden de comenzar el juego. Una parte de ella tenía miedo a fracasar, otra temía por la horrible lluvia que caía sobre ella, y una pequeña partecita dentro suyo no quería quedar en ridículo porque allí estaría Hermione, viéndole, ignorante de que no sería la única viéndole desde las gradas.

Limpió su rostro con un esfuerzo inútil mientras ella junto a sus compañeros se posaban enfrente de sus contrincantes Gryffindor, todos ellos con expresiones serias mientras se deseaban un juego limpio verbalmente pero sus intenciones siendo las contrarias, todos ellos deseando aplastarse entre ellos. Todos excepto Avery y Harry, puesto que la niña Slytherin había alzado sus cejas repetidas veces en dirección de Potter quien le sonrió gracioso, luego sacándole la lengua.

"Te patearé el trasero" formuló la niña con sus labios, Harry rodando sus ojos de forma disimulada para luego arrugar su nariz y negar suavemente afirmandole que no sería así.

—Un juego limpio, muchachos—hablaba Madam Hooch en medio de los equipos, tapada hasta la cabeza con su capa color gris—. Ya saben como funciona ésto.

Todos asintieron en dirección de la entrenadora, aunque los ojos de Potter y Avery no se apartaron de ellos ni por un segundo, ambos retandose mutuamente a dar lo mejor de ellos para ganar. Y Avery ganaría, se repetía a ella misma entusiasta, por supuesto que ganaría.

Tras ambos equipos hacer un pequeño ademán y luego ir hasta sus propias posiciones, el juego comenzó.

Cuando Venus montó sobre su propia escoba y despegó sus pies del suelo, sintió que el mismo viento quería guiarle por donde debía ir, cosa que frustró a la niña. Tras apretar con fuerza su escoba e inclinarse sobre su transporte, ella se alzó por los cielos sintiendo el viento golpear con violencia su cuerpo, las gotas siendo igual de dolorosas al chocar contra su rostro descubierto.