Pequeño

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Hades contuvo un suspiro desde su escritorio mirando hacia donde se encontraba el primer emperador de china, el cual descansaba tranquilamente en el sillón de lectura que tenía en lo que consideraba su oficina.

El Ragnarok había concluido hace un tiempo ya.

La humanidad había perdido.

Más los dioses participantes decidieron darle a la humanidad la oportunidad de seguir existiendo, a cambio pidieron a los participantes del Ragnarok como premios. Todos estaban de acuerdo, no había mejor castigo para aquellos que intentaron oponerse a ellos que el convertirlos en sus sirvientes, humillándolos cuando quisieran.

Cada dios peleador exigió a su contrincante como premio llevándoselo a sus tierras, y a pesar de que Hades no estaba muy de acuerdo era preferible tener al emperador en su reino que con algún dios inútil de baja categoría.

Al principio notó al emperador enfadado, luego poco a poco fueron perdiendo el fuego de la batalla y ganando confianza entre ambos, charlando en ocasiones muy entrada la noche (aunque eso no se notaba en el Inframundo) y a Hades aquella confianza le comentaba a gustar. A pesar de eso el dios notaba que el humano no actuaba como en su batalla confiado, seguro, orgulloso y tenaz si no todo lo contrario era más callado, discreto, la mayoría del tiempo no respondía a menos que Hades iniciará la plática y tampoco se defendía de las palabras de algunos pobladores del Hellheim.

Cuando Hades le pregunto el motivo contestó: "Ya no soy un emperador, perdimos y fui degradado a sirviente. Si mis compañeros sufren humillaciones no seré menos"

Hades intento explicarle que él no lo veía como sirviente si no como un invitado, pero Qin era jodidamente necio, así que aquí están en su oficina con el joven aburriéndose ante la falta de trabajo. Hades quería verlo pasear por su castillo al menos, lo quería ver tan libre como lo conoció pero el emperador no cooperaba.

- ¡¿me estás escuchando?! -grito la mujer frente a el

-la verdad no -respondió con calma el dios -olvidé tu presencia aquí

-Hades por favor

-te dije que no volvieras a pararte por aquí, Perséfone -miro a la pelirroja frente a él con frialdad

Perséfone había sido la mujer a la que más había amado, a quien cuidaba más que a nadie incluso sus hermanos, a quien le entrego todo, un reino, poder, y su propia libertad, pero ésta le había pagado matando a dos de sus amigas por celos y siéndole infiel con un humano, Hades se separó de ella después de eso y a causa de que la diosa comió la granada del Inframundo volviendo cada seis meses la exilio a un lugar apartado del reino sin derecho a acercarse a él, o al menos ese es el ideal porque la mujer cada que volvía iba a su castillo a pedir una segunda oportunidad.

Era vergonzoso estar en esta situación frente al emperador que miraba hacia otra parte con discreción

-pero Hades...sabes que tú y yo...tú y yo somos especiales cariño -tomo su rostro con dulzura -somos tú y yo contra todo ¿Recuerdas?

-lo único que recuerdo es a ti revolcándote con ese humano, no lo repetiré largo de mi reino la próxima vez te sacaré a la fuerza

La mujer lo miro con enojo y se alejó

- ¡bien! Pero esto no ha terminado Hades. Tú me amas, yo lo sé

Camino hacia la puerta, pero se detuvo frente al humano quien a través de la venda devolvió la mirada sin miedo y eso a Hades le encantó

-dices que me revuelco con humanos, pero no eres diferente...

-lárgate -ordenó Hades molesto por las palabras de su exesposa

HadesxQin OneshotsWhere stories live. Discover now