Baekhyun es huérfano. Poco conoce sobre la vida fuera de su orfanato, y en su lista de intereses lo último que figura es conocer a un príncipe.
Todo cambia repentinamente cuando recibe una beca para asistir a la exclusiva escuela real Le Rouyaté, e...
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Durante toda su vida, Baekhyun creyó que era un huérfano común y corriente como cualquier otro. Un chico de entre tantos que no había tenido la suerte de nacer en el seno de una familia amorosa que lo amase, ni de tener hermanos que jugasen con él en el patio de su casa tal como había visto en esos programas de la televisión. Creció en un orfanato rodeado de niños iguales a él, a los que llegó a querer y sentir como su propia familia a pesar de lo poco convencional de la situación. Nunca le faltó alimento alguno a la hora de comer y, a pesar de que sus ropas estaban raídas y remendadas, tampoco le hizo falta algo que vestir. Asistió a la escuela con sus demás compañeros y obtuvo notas sobresalientes, siempre tratando de dar lo mejor de sí, y tuvo a la señora Min, una figura casi materna, que se encargó de hacer sentir queridos a todos los niños con sus abrazos, galletas y palabras de aliento. Baekhyun estaba agradecido con su vida que, a pesar de no ser del tipo que la mayoría deseaba tener, nunca lo había tratado mal.
Muchas veces, durante su infancia, había fantaseado con la idea de ser adoptado como cualquier niño huérfano. Por las noches, se permitía soñar con una realidad distinta en la que vivía en un hogar cálido rodeado de sus padres y hermanos, donde tenía la vida que cualquier niño de orfanato deseaba. Y ahora, luego de todos esos años, se enteraba que de hecho pudo tener todo aquello que siempre deseó, pero, como un dulce a un niño, se le fue arrebatado. Le arrebataron su sueño dos veces: la primera, cuando los rebeldes asaltaron el hospital y mataron a sus padres, y la segunda, cuando Heiran decidió ocultar sus orígenes en lugar de contactar a los reyes, quienes seguramente lo habrían acogido bajo su techo y le hubiesen dado tanto amor como a Luhan.
En ese momento y por primera vez desde que tenía memoria, Baekhyun odió su vida.
—Baek —lo llamó Kyungsoo en un susurro ante su mutismo.
Los ojos de Baekhyun se llenaron de lágrimas nublándole la vista, y su cuerpo tembló ante los violentos espasmos que lo invadieron. Sintió que su garganta se cerraba y el aire comenzaba a faltarle.
—Baekhyun, escúchame —lo llamó Luhan en voz baja, tomándolo de los hombros con fuerza para lograr que lo mirase —Estás teniendo un ataque de pánico, necesito que me escuches. Intenta respirar conmigo, lento y pausado.
Baekhyun trató de enfocarse en Luhan y seguir las indicaciones del rubio que constantemente le hablaba para mantenerlo centrado en él, mientras que Kyungsoo acariciaba su espalda pronunciando palabras de aliento. Estuvieron así por lo que supuso fueron varios minutos, hasta que finalmente logró controlar su respiración y los temblores desaparecieron casi por completo. Sus amigos lo mantuvieron preso entre sus brazos, hasta estar seguros de que se hubiese tranquilizado por completo.
—¿Te sientes mejor? —le preguntó con suavidad Kyungsoo a lo que Baekhyun asintió tratando de sonreírle.
—Creo que sí —respondió con voz gangosa debido al nudo en su garganta —Gracias.
