𝗣𝗿𝗼𝗹𝗼𝗴𝗼

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『𝙷𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚒𝚊 𝚒𝚗𝚜𝚒𝚙𝚒𝚛𝚊𝚍𝚊 𝚎𝚗 𝚕𝚊 𝚌𝚊𝚗𝚌𝚒ó𝚗 "𝙱𝚎𝚜𝚘𝚜 𝚊 𝚕𝚊 𝚕𝚘𝚗𝚊" 𝚍𝚎 𝙼𝚎𝚕𝚎𝚗𝚍𝚒.』

MAX

23 de Marzo de 2017.

Melbourne, Australia.

Fue extraño, la primera vez que la vió. Se encontraba detrás de una barra un tanto pegajosa, hablando a grito pelado con Daniel, en un intento de poder escucharse por encima de la música del bar.

Daniel, ofendido cuando Max le contó que apenas había visitado Melbourne si no era para ir desde el hotel hasta la pista y vuelta, lo sacó de su cómoda habitación de hotel, lo metió dentro de un coche y condujo durante una hora y cuarenta y siete minutos de reloj hasta este bar, alejados de Melbourne y de todo rastro de civilización. A la una de la mañana. Un ahora jueves. Antes de un fin de semana de carrera.

Max dio un vistazo rápido a todo su alrededor. Sin duda esa era la cumbre de Australia, hombres con peinados de dudoso estilo, camiseta de tirantes color caqui y la marca de sus pantalones grabados en su piel, cortesía del sol. Las mujeres tampoco se alejaban del estereotipo, brazos fuertes, mirada fría, casi calculadora y el pelo claro recogido en una coleta baja. Menos ella, joven en contraste con los demás.

La edad promedio en ese establecimiento no bajaba de los cuarenta y cinco.

— Creía que la cerveza me salía gratis, Mad. — Escuchó por primera vez en mucho tiempo a su compañero de equipo hablar.

Había estado tan metido observando a la gente y la decoración campestre del local, que ni siquiera se había dado cuenta de que la música había parado.

Se giró, volviendo a la conversación, encontrándose con una mirada neutra por parte de Daniel y una algo incriminatoria por parte de la Bar Tender.

— ¿No es lo suficientemente pijo para tu culo de oro? — Le pregunto, con un fuerte acento australiano.

Max tardó un segundo en caer que se refería a cómo él estaba viendo el lugar. Es cierto que estaba algo sucio, y que a la decoración le faltaba un toque más de este siglo, en vez de la época Cow Boy. Pero teniendo en cuenta que se encontraba a más de una hora, no podía más que suponer que sería uno de esos establecimientos que solo eran frecuentados por gente de la localidad y alrededores.

— Es pintoresco. — Opto por decir, hundiéndose de hombros.

— Pintoresco. — Repitió sin mucho ánimo la chica. — ¿De dónde lo has sacado, Dani?

Daniel se rió, haciendo que su carcajada retumbase en todo el bar. Pero no contestó, así que Max decidió ser quien daba el paso.

— Soy su nuevo compañero de equipo. — Explicó. — Venía por defecto en el contrato.

Esta vez la que se rió fue la chica, echando la cabeza hacia atrás y apartándose el pelo de la cara.

— A lo que iba, son 2.89$ Daniel.

— Así no fue como lo acordamos. — Volvió a rebatir el Australiano.

Era como ver un partido de pin pon pero en modo conversación. Un partido que no parecía llegar a ningún lado. Tanto revuelo con conocer este sitio para terminar así. Max tenía que aprender a directamente no abrirle la puerta a Daniel, así su vida sería más tranquila.

— Dijimos que un año de cerveza gratis, Mad. Quiero ese año de cerveza.

— Para ti, Daniel. Solo para ti, tu compañero pijillo tendrá que pagarse lo suyo. Más aún después de haber mirado el local como lo ha hecho. — Daniel intentó decir algo más pero la tal "Mad" se le adelantó. — Y suficiente tengo con no avisarle a las autoridades de que le facilitas el alcohol a un menor.

𝑩𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒂 𝒍𝒂 𝒍𝒐𝒏𝒂 [𝑴𝒂𝒙 𝑽𝒆𝒓𝒔𝒕𝒂𝒑𝒑𝒆𝒏 𝒙 𝑶𝑪]Where stories live. Discover now