𝑩𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒂 𝒍𝒂 𝒍𝒐𝒏𝒂 [𝑴𝒂𝒙 𝑽𝒆𝒓𝒔𝒕𝒂𝒑𝒑𝒆𝒏 𝒙 𝑶𝑪]

𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗜

『𝙲𝚊𝚎 𝚕𝚊 𝚗𝚘𝚌𝚑𝚎 𝚢 𝚎𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛

𝚃𝚞 𝚛𝚎𝚌𝚞𝚎𝚛𝚍𝚘 𝚎𝚖𝚙𝚒𝚎𝚣𝚊 𝚊 𝚊𝚛𝚍𝚎𝚛

𝙼𝚒 𝚌𝚞𝚎𝚛𝚙𝚘 𝚙𝚒𝚎𝚛𝚍𝚎 𝚌𝚊𝚕𝚘𝚛

𝙲𝚘𝚗 𝚕𝚊 𝚊𝚞𝚜𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚍𝚎 𝚝𝚞 𝚙𝚒𝚎𝚕』

MADDISON

24 de noviembre de 2018

Mylton Keynes, Inglaterra. 

Se lavó la cara una vez más, dando pequeñas palmadas en ambos cachetes. Lo único que escuchaba era el agua del grifo y su respiración irregular, pero todo se intensificaba en aquel baño. Se miró una vez más en el espejo antes de hacer acopio de la poca (por no decir nula) tranquilidad que le quedaba y salió del baño.

Cada paso y decisión que había dado durante toda su vida la llevaban hasta este punto, caminando de manera segura con sus tacones de punta de aguja hasta uno de los sillones de recepción de la fábrica de Red Bull Racing Team. A punto de estar en la que probablemente sería la reunión más importante de su carrera.

Miro el reloj una última vez, ignorando las miradas y sonrisas tranquilizadoras de parte de su jefe y su ayudante. Sus intenciones eran buenas, pero no ayudaban. Había quedado a las once con Christian Horner, jefe y principal del equipo, aunque también se reunirían con algunos mecánicos y directivos del equipo.

10:47

El reloj le devolvió una sonrisa cruel.

Apenas le dio tiempo a sentarse cuando un hombre, vestido con un traje que portaba el logo de la compañía, les invitó a los tres a seguirlo por los ridículamente idénticos pasillos de la fábrica. Todo hasta llegar a una sala de juntas donde ya los esperaban todo el equipo.

Genial, sin repaso ni nada.

No pasaba nada, sabía que era lo que tenía que hacer, lo había repasado cientos de millones de veces en su cabeza. Y su jefe la había elegido por algo. Confiaban en ella. Era hora de que ella también confiara en sí misma.

Los presentes se levantaron para darles la bienvenida, estrechándose las manos los unos a los otros.

—Philippsen. — Le saludo Horner, estrechando sus manos fuertemente. — Un placer conocerte por fin en persona.

— Lo mismo digo.

Su trabajo allí era simple, convertir en realidad los bocetos desordenados que tenía de un prototipo de motor. Ese mismo año Red Bull había decidido prescindir de su proveedor para cambiar a los motores Honda, donde Maddison trabajaba. Su jefe de campo la encomendó el proyecto de diseñar y crear un motor lo suficientemente bueno como para poder competir contra Mercedes en la temporada de 2019.

Llevaba seis meses trabajando en aquel proyecto sin descanso, y no había palabras suficientes para poder describir lo orgullosa que se sentía al ver que todo su esfuerzo estaba dando sus frutos. Si hacía bien su trabajo y el equipo de Red Bull quedaba satisfecho con el motor cambiarían de manera permanente (o hasta que el contrato lo indique) a los motores Honda, lo que le proporcionaba a ella un puesto fijo en el mundo que más quería: el mundo del motor.

Después de una larga reunión aclarando los últimos detalles Horner les asignó un mecánico de la sala para que los guiase por las instalaciones. Y aunque en sí lo más difícil ya lo había pasado, el presupuesto, los plazos, su sueldo y otros cabos ahora atados, a Maddison le seguían temblando las rodillas como si de flan se trataran. Aunque sospechaba que era más por la emoción de estar donde estaba que por los nervios que la habían atacado antes.