Fate: Bonds Beyond Humanity

El valor de las palabras II

Seis personas permanecieron vivas, o al menos conscientes, en el vestíbulo de entrada de la mansión de Lakmia; la propia propietaria de la mansión, la matrona de Runeas, Thousand Ruins Lakmia Gremory y un grupo de cinco que irrumpieron en su casa y derrotaron a un ejército de más de 100 demonios.

De estos cinco, la mujer conocía a cuatro de ellos, cada uno con cierto renombre y poder que incluso ella podía respetar: Himejima Akeno, Campeón de su Arena y básicamente un maestro de la Iluminación, Gasper Vladi, el primer dhampir en Reencarnarse y dueño de un poderoso engranaje sagrado capaz de congelar el tiempo que quizás podría influir en la pelea a pesar de su herida paralizante, Xenovia Quarta, dueña de Durandal, una de las espadas sagradas más poderosas que existen y Leysritt, doncella del mago de espadas.

El último era un poco oscuro y la mujer en sí no tenía logros que la matrona pudiera nombrar, pero hubo un momento en que alguien escuchó el nombre Einzbern o se apresuró a comprar sus productos o se escapó de ellos.

Y sin embargo la mujer pelirroja no estaba preocupada en absoluto, de hecho estaba divertida y confiada en su victoria absoluta. Lakmia estaba tan segura de que no tenía ningún problema en dejar que sus víctimas hablaran entre ellas con la expectativa de que verían que su lucha no valía la pena.

"El poder de la suerte o la suerte del diablo". Rossweisse fue la primera en entender, sus ojos saltando de Lakmia, a su runa, la entrada a la que apuntaba y de vuelta a Lakmia que parecía demasiado engreída para su gusto. "El poder del Clan Gremory y considerado uno de los más débiles de todos los poderes del Pilar; es capaz de empujar el 'caos' y la 'posibilidad' hacia cualquier resultado favorable".

Dando unos pasos hacia un lado, comentó Zenovia. "Pero la razón por la que ese poder se considera el más débil es porque debería costar demasiado manipular las cosas". La incredulidad la llenó ya que lo que la Valquiria estaba sugiriendo iba en contra de todo lo que aprendió como exorcista. "Si es tan poderoso, ¿por qué Rias no lo usa más a menudo?"

Reflejando los movimientos del cabeza azul, Leysritt también dio algunos pasos pero en la dirección opuesta. "No importa".

"Querida. Importa más de lo que crees". Lakmia agregó con una sonrisa, sin dejar de mirar al pequeño grupo ahora que Gasper no pudo escapar con un ala rota.

"Ella tiene razón." Akeno admitió con el ceño fruncido mientras se concentraba en una sola cadena para asegurarse de que la Matrona no se liberara nuevamente una vez capturada. "Si bien es cierto que la mayoría de los Gremory no tienen suficiente energía para usarla a esta escala, no podemos negar que Lakmia está haciendo precisamente eso". Sin embargo, algo no encajaba. 'Si su poder es tan grande, ¿por qué no es más famosa?'

Desconocido para la Reina, Zenovia estaba teniendo pensamientos similares. "Era conocida como una comandante capaz, pero noble o no, estaba justo por encima de un soldado durante la Guerra Civil. Alguien que luchó con el ejército y no el tipo de persona capaz de derrotar a uno por sí misma. Apretando los dientes, la peliazul miró a la engreída mujer. 'Y este poder está muy por encima del soldado común.'

"¿Aún no te has dado cuenta? Me hice más fuerte después de la Guerra Civil". Lakmia jugueteó con su pieza de reina mientras el grupo hablaba.

Eso era algo que el ex Exorcista no estaba comprando. "¿Tan rápido? Si Lucifer pudiera crecer tanto en ese corto lapso de tiempo, los demonios habrían ganado la Gran Guerra".

Por la mirada divertida en su rostro, nadie adivinaría que eso no era lo correcto. "Unos pocos latigazos silenciarán esos labios arrogantes. Ya puedo ver lo que le voy a decir a tu Maestro si fallamos en traerlo al redil; te uniste a mi Nobleza para ayudarlo y lograste encontrarlo después de matar a todos los secuestradores. Mira, ya mataste a algunos de ellos". Dijo la mujer mientras señalaba los cuerpos de sus propios subordinados.