Cap. 11: Pantalones rojos.

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– POV: Charles –

Veo a Eleonor alejarse de mí y empiezo a correr a mi casa.

Pierre me va a matar por llegar tarde, pero le explicaré y me entenderá.

No se puede enfadar conmigo igual. No tiene más amigos.

En estos momentos agradezco que Mónaco sea un lugar pequeño porque unas cuantas calles y estoy de regreso en mi casa.

Saco las llaves y abro la puerta.

– Hablando del Rey de Roma –dice Pierre de forma irónica.

Noto que está hablando con mi madre y mis dos hermanos en el sofá. Frunzo el ceño y cierro la puerta.

– Rey de Mónaco, querrás decir, porque si llega tarde es que le fue bien con Eleonor –menciona Arthur.

Pierre gira su mirada hacia mi hermano menor y le responde provocando que Lorenzo y mi madre rían:

– Cállate. Es un decir, Arthur.

– Perdón –agrega este de vuelta.

– Voy a buscar mis cosas –digo mientras empiezo a subir las escaleras.

– No te molestes –dice Pierre, me detengo enseguida–. Ya están tus cosas en el auto.

Me regreso a la sala.

– ¿Entonces por qué está aquí? –pregunto.

– Porque queremos saber cómo te fue –responde mi madre.

Me río.

– Hubieran empezado por ahí.

Todos se acomodan.

Pero recuerdo entonces que me interrumpieron porque supuestamente "íbamos tarde". Así que decido devolverla:

– Les cuento después.

– ¿Cómo que después? –replica Lorenzo.

– Sí. ¿No que estaban apurados? Vámonos –abro la puerta.

Arthur se ríe y agrega –Les dije que no lo contaría tan fácil.

– Ni que se hubieran besado para que se haga el difícil de contarlo –dice Pierre.

Todos salen por la puerta.

Me quedo de último para cerrarla al final. Pierre regresa:

– No te besaste con ella, ¿verdad? ¿O sí?

– No –me río.

Ojalá.

– ¡Bien! –celebra, lo miro confundido, se ríe y me aclara–. Hice una apuesta con Lorenzo.

¿Una apuesta?

¿Cuánto puede pasar en menos de dos horas?

– ¡Lorenzo! –grita Pierre hacia mi hermano–. Perdiste. Me debes los 50 euros.

– ¡¿Apostaron 50?!

– Charles, tú también eres millonario. ¿Cuál es la sorpresa de que sean 50? –replica Pierre.

– Que un beso mío solo valga 50 –respondo.

Lorenzo, mi madre y Pierre se ríen.

Arthur decide herir aún más mis sentimientos:

– Era por la baja probabilidad de que eso pasara, en realidad.

– Gracias, ¿eh? –digo.

– Vámonos, niños –dice mi madre.

Gran Premio Real - Charles LeclercWhere stories live. Discover now