Capítulo diecinueve.

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Estoy nervioso. — Musitó cierto ente, mirando por la ventana en la sala que daba hacía la calle, el osezno a su lado volteó a verlo sonriendo levemente.

Mi viejo no te va a morder tampoco, no es mal tipo. — Intentó tranquilizarlo, dando suaves palmadas en su espalda como señal de apoyo. — Si estás nervioso es más probable que la cagues. —

Wow, que gran apoyo. — Su tono irónico se hizo notar, sacándole una risa al contrario quién se levantó del lugar para revisar por última vez la casa.

Sin más el ruido de la puerta se hizo presente, Spreen movió sus orejas ante el estímulo auditivo, moviéndose hacía la puerta mirando hacía atrás, el ente le hacía gestos para que aún no abriese, por lo que lo esperó hasta que se acercó para susurrarle.

Me muero de nervios. — Suspiró, Spreen sintió la mano del ente sobre su cola de oso, estremeciéndose ante el toque. Sentía unos masajes en esa zona, como si estuviera usandolo de desestresante.

Spreen desvío la mirada, estirando su mano al picaporte de la puerta, abriendola dejando ver la figura de un hombre alto, con cabello oscuro y nuevamente esos llamativos ojos color morado.

Shadoune soltó de inmediato la extremidad híbrida de Spreen, viendo como el osezno baja sus orejas con pena abriendo sus brazos esperando un abrazo de su padre, quien no tardó en acercarse y abrazarlo con fuerza.

— Te extrañé demasiado, pequeño. — Musitó mientras se aferraba a su hijo, Shadoune pudo notar un peculiar acento español por parte del contrario.

— Sí, yo también pa. — Shadoune contuvo una risa al oír como Spreen suavizó su tono de voz, hablando más tranquilo. Segundos después se apartaron del abrazo. — Pa, el es Shadoune, un amigo extranjero que vino a Argentina por un tiempo. —

Un gusto Shadoune, me llamo Vegetta. — Un escalofrío recorrió el cuerpo del nombrado, quien estiró su mano a modo de saludo, Vegetta por otro lado aceptó la mano del contrario estrechandola.

— Un gusto igualmente, es un placer conocerlo. — Habló con cierto nerviosismo, escuchó unas risas por parte del osezno, quién los separó para luego hablar.

— Spreen, dime la verdad, ¿es realmente tu amigo? — Shadoune quiso que la tierra lo trague, el osezno por su parte soltó unas risas suaves negando con la cabeza.

Es un casi algo, déjalo así. — El padre rio levemente, dejando su maletín a un lado mirando al híbrido a los ojos.

— ¿Con un francés? A veces te desconozco. — Spreen rodeó de ojos acercándose para tomar las cosas de su padre y llevarlas a la habitación donde se quedaría.

Es el único francés que me gusta, tiene su encanto. — Volvió con las manos vacías haciendo señas para ir a la sala donde sería mejor charlar y ponerse al día con todo.

— ¿Cómo sabe que soy francés? — Murmuró, siendo escuchado por el argentino que respondió de inmediato.

Tu acento. — Señaló Spreen con obviedad, yendo junto a su padre, sentándose ambos en el sofá de la sala.

Oh. — Shadoune los siguió viendo que no quedaba mucho más espacio en el sofá, por lo que se quedó a un lado de Spreen.

 — Shadoune los siguió viendo que no quedaba mucho más espacio en el sofá, por lo que se quedó a un lado de Spreen

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Fotos - Shadreen.Where stories live. Discover now