Capítulo veinte.

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— Tengo sueño, ¿vamos a dormir? — Murmuró el osezno, volteando a ver al contrario, su rostro mostraba cansancio e inclusive llegando a bostezar, sus párpados pesaban lo suficiente como para seguir despierto viendo la televisión.

El ente asintió, levantándose de su lugar y apagando la televisión con el control remoto, dejando el mismo sobre el sofá y ofreciéndole la mano al contrario, esté aceptó sin más, dejándose guíar por el ente hacía el dormitorio.

— Shadoune… — El nombrado volteó a ver al contrario, encontrando el rostro aún adormilado del osezno. — ¿No te molesta dormir juntos? Si querés duermo en el sillón, no pasa nada.

Pff, Spreen ya hasta tuve sexo contigo, no me molesta en lo absoluto. — El ente sonrió travieso, complacido al ver el rostro levemente sonrojado de Spreen. Ninguno dijo algo más, Shadoune se acostó en la cama, acomodándose.

Por otro lado Spreen se fue al baño para volver momentos después, sentándose sobre las piernas del mayor. Este lo miró en un intento de comprender lo que buscaba.

— Tengo frío, quiero dormir arriba tuyo. — Pidió el ente pensó por unos segundos, segundos que Spreen no desaprovechó, acurrucándose sobre el ente sin importarle lo que esté diría.

— No te muevas mucho, ¿y si tu padre nos ve? El tal vez crea que- — Recibió un pellizco antes de acabar de hablar, Spreen volvió a levantar su torso para mirarlo fijamente.

— Para que no penses cosas raras. — Shadoune soltó una risa, tomando la cintura del menor acercándolo a su cuerpo, quedando a escasos centímetros del rostro ajeno. — ¿Querés hacerlo? —

— ¿El qué? Aclara porque creo que alguien más anda pensando cosas raras. — Sonrió travieso, antes de inclinarse al cuello del contrario, apartando la tela que cubría la zona de los hombros del osezno, dejando ver algunas marcas de mordidas, acercando su lengua y lamiendo las heridas.

— Mmg, duele. — Chilló, aferrándose a los hombros del francés reprimiendo sus quejas, el mayor lo tomó por las caderas para apartarlo, dejándolo al otro lado de la cama. — Tenés que sacarte la manía de calentar cosas que no vas a comer. —

— Son pequeños antojos que al rato se me pasan. — Murmuró, acomodándose mejor entre las mantas para luego abrazar al osezno, acercándose hacía él. — Buenas noches, ours. —

— Sí, vos también. — Susurró el híbrido de oso, cerrando sus ojos para caer en los brazos de Morfeo, al igual que el ente.

Al día siguiente tanto el híbrido como el ente fueron despertados por el mayor de todos, el padre de Spreen los despertó avisándoles que él ya había preparado el desayuno, ambos renegaron pero finalmente accedieron levantándose con pereza, puesto ...

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Al día siguiente tanto el híbrido como el ente fueron despertados por el mayor de todos, el padre de Spreen los despertó avisándoles que él ya había preparado el desayuno, ambos renegaron pero finalmente accedieron levantándose con pereza, puesto que Vegetta se retiraría antes del medio día.

— Buen día pa. — Saludo el osezno, atrás de él se encontraba el ente. Spreen observó el desayuno que había preparado su progenitor y sonrió.

— Buen día pequeño, buen día para ti también Shadoune. — Hablo con unas notorias energías más que la dupla, Shadoune se sentó a un lado y poco Spreen se sentó a su lado.

Fotos - Shadreen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora