Capítulo veintiséis.

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Ya habían pasado dos días desde la llegada de la nueva mascota de Spreen, quien nombró al gato como «Pelusa». En ese tiempo el animal logró reconocer mejor su nuevo hogar, además de que tanto el argentino como el mexicano se habían encariñado con el animal, Shadoune por su parte no llegó a tanto, incluso se encerraba en la habitación de Spreen para jugar con la PC del mismo mientras su novio jugaba o mimaba al felino en la sala.

Tampoco tocaron el tema del recién llanto de Spreen, siendo que este mismo aún no se encontraba seguro de querer hablar de ese tema.

Era tarde en la noche, ya habían acabado de cenar y Shadoune volvió a la habitación para seguir jugando, entrando a una partida cuando vió la puerta de la habitación abrirse, supuso que era Spreen entrando a buscar algo para luego irse por lo que no dió mucha más importancia, centrando su atención en la partida que acababa de comenzar.

Y fue a media partida cuando su novio lo interrumpió, tocándole suavemente el hombro y sin dudarlo se quitó los audífonos para poder oírlo pero en ningún momento desvió su mirada de la pantalla.

— ¿Pasa algo, lindo? — Murmuró, Spreen no respondió, viendo la pantalla y como iba de bien su pareja. Quedaban pocos jugadores por lo que lo dejaría acabar su partida.

— Ahí hay uno escondido, fíjate. — Le advirtió, unos pocos minutos el ente acabó con su partida, saliendo como el ganador de la misma. En ese momento se volteó a ver a su pareja, encontrando la agradable vista del osezno en ropa interior con uno de sus buzos puestos, parado pero con su torso inclinado hacia delante, dejando bien marcado su trasero. — ¿No tenés sueño? —

— ¿Desde cuándo mi ropa es tu pijama? — Cuestionó, volteando la silla también quedando de frente con el contrario. Se dió unas palmadas en el regazo, señal para que el híbrido se subiera sobre él y se sentara, ¿quién era Spreen para negarse el lujo de sentarse en las piernas de Shadoune? — ¿Necesitas algo o solo vienes a regañarme por jugar hasta tarde? —

— Ambas… — Susurró coqueto, tomando con sus manos las mejillas del ente para acercarse más y dejarle un suave beso en la punta de la nariz, las manos del ente se pasaron sutilmente sobre cada lado de la cadera ajena con cuidado.

— ¿Quieres que me encargue del gato un rato? — Cuestionó, pensando en que tal vez el osezno haría algo y le daba pena dejar al felino solo, pero la respuesta negativa que recibió le dejó más dudas. — ¿Quieres que te hable en francés antes de dormirte? —

— No suena mal, pero no es eso. — Spreen pegó su cuerpo más al ajeno, rodeando el cuello del mismo con sus brazos antes de unirse en un beso pasional, Shadoune supo por donde iba la cosa y no le desagradaba en lo absoluto. Segundos después el contacto se rompió. — Vamos a dormir, ¿sí? — Pidió, escondiendo su rostro en el cuello del mayor, aprovechando para impregnarse del agradable aroma.

— Uhmm. — Shadoune vaciló al momento de mover su mano hacía la extremidad híbrida de Spreen, hizo un suave toque en la zona deslizando con cuidado la yema de sus dedos hasta la base de la misma. Podía sentir como al azabache le daban ciertos espasmos si tocaba en algunos lugares específicos.

— Dormir, por favor. — Rogó sumiso, abrazando al ente y escondiéndose de la pecaminosa mirada de su novio, el toque paró y logró oír a la PC apagarse antes de ser levantado para ser llevado a la cama. — Te quiero.

Yo también te quiero. — Recostó al osezno en la cama para luego acomodarse a su lado, repartiendo suaves caricias en la cabellera revoltosa del azabache.

Al cabo de unos minutos ambos chicos se habían dejado caer en los brazos de Morfeo, Spreen abrazaba a Shadoune, durmiendo más pegado a este de lo usual y al cabo de unas 4 horas se despertó, era plena madrugada aún, pero no pudo volver a descansar.

Fotos - Shadreen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora