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Una vez más se encontraba mirando el cielo, buscar formas en las nubes, era lo único que lo mantenía distraído y ocupado en su tiempo libre. Amaba hacer todo con la única condición, estar en casa lo menos posible.

Esa tiene forma de corazón...- se dijo a sí mismo manteniendo una sonrisa tranquila. Solo así sonreía, admirando el color anaranjado rojizo y con un toque de amarillo del cielo, la belleza del atardecer era lo que más amaba en el mundo.

Se levantó perezoso del suelo, no quería regresar a casa pero estaba anocheciendo y su padre tendría un pretexto más para molerlo a golpes. Cómo era de costumbre.

Decepcionado tomó su mochila y se encaminó a su hogar.

En cuanto llegó a casa, abrió con cuidado la puerta y entró silenciosamente.

Hola cariñito, ¿En dónde estabas?- lo saludó su mamá acercándose a él

Estaba en el parque,...-

Su hermano mayor se acercó a él y lo miró burlesco.

¿Con tus amigos?- preguntó su madre sonriendo

No... Yo solo estaba mirando las nubes-

Es lo único que puede hacer, no tiene amigos - se burló palmeando la pequeña espalda del chico

Es mejor estar solo - respondió serio y acomodó su mochila

Ya harás amigos, no te preocupes hijo-

Mamá, Jimin no puede hacer amigos, en la escuela todos le dicen el rarito, es que con solo mirarlo, da cosa- dijo Yeong, su hermano era otra de las razones por las que odiaba estar en casa.

Jimin solo bajó la mirada.

Iré a mi habitación, tengo tarea-

¿Ya comiste algo?- su mamá era la única que se preocupaba por él

No tengo hambre, no quiero comer con el idiota de Yeong- se limitó a decir y subió a su habitación.

Yo no soy ningún idiota, Jimin- le gritó Yeong

No peleen más - dijo su madre

Es raro, no habla, se viste horrible, parece un fantasma, por eso nadie lo quiere - escuchó a su hermano decirle a su madre- y además... Es un maricón

No digas eso... - su mamá lo defendió

Se dejó caer en su cama y abrazó su almohada. Daba gracias al cielo porque su padre todavía no llegaba del trabajo.

Una lágrima resbaló por su mejilla. Estaba cansado de que su hermano dijera esas cosas, no era raro, solo un poco reservado.

Jimin quería ser igual a su hermano, extrovertido, atractivo, popular en la escuela, con un grupo de amigos genial y una novia linda. Bueno, pero en su caso sería un novio ya que era abiertamente gay, por eso el rechazo de su padre y de su hermano. En la escuela no lograba hacer amigos porque su hermano hablaba pestes de él y nadie se quería juntar con él.

Estaba muy sólo y odiaba esa sensación.

...

Jimin tomó las cosas de su casillero y guardó lo que no necesitaba.

Sintió un empujón en el hombro.

Ten idiota, mi mamá te mandó el almuerzo - le entregó una bolsa de mala gana

Gracias Yeong - le sonrió a medias

Ni te emociones, te lo estoy dando ahora porque mis amigos no han llegado y no quiero que me vean contigo - dijo rodando los ojos y se fue de ahí

Jimin negó un poco con la cabeza y guardó su almuerzo en la mochila.

...

Tomó asiento hasta atrás. Visualizando a sus compañeros entrar con sus amigos, riendo y sin parar de hablar. Era su rutina, ver a todos ser felices mientras a él se le extinguían poco a poco las ganas de vivir.

Mi padre me comprará el auto que quiero, él me lo prometió, no tardo en llegar en mi Kia K9- escuchó a Yeong decir

Jimin no sabía si era cierto, pero lo más seguro era que sí , Yeong era un consentido, el orgullo de su padre.

...

Llegó a la cafetería, tomó asiento solo, se colocó sus audífonos y se puso a ver una película en lo que comía el almuerzo que preparó su mamá. Lo miraban raro y otros se burlaban. Incluido su hermano, que no había dejado de bromear y reír a carcajadas con sus amigos.

Un enorme nudo se le formó en la garganta, haciendo que parará de comer y sintiera ganas de vomitar. Contuvo las lágrimas y guardó lo que restaba en su mochila. Llevaba días así, sin poder comer nada de lo que antes le gustaba.

Bebió agua, apagó su celular y guardó sus audífonos.

Un chico pelinegro apareció en su campo de visión. Jimin logró ver que pertenecía al equipo de básquetbol de la escuela, llevaba puesto el uniforme del equipo y limpiaba su sudor con una toalla. No se dió cuenta de que lo estaba mirando mucho y el chico pelinegro lo percibió, Jimin esperaba una mirada de desagrado y un gesto de asco como la mayoría lo hacía, pero recibió algo completamente diferente, una sonrisa como la de un conejito de caricatura fue dirigida a Jimin y él sonrió de vuelta, sonrojandose en exceso, tomando sus cosas, huyendo de ahí.

¿En verdad un chico lindo le había sonreído?

In the clouds [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora