Miedo

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Nuestros muchachos estaban charlando y jugando juntos en la mesa de póquer en el vestíbulo del hotel. Entonces en un tema de sus charlas hablaron de 'miedo'.

Alastor: «No puedo tener miedo. Soy uno de los demonios más aterradores de aquí. Nunca podría tener miedo de nada» Dijo convencido y también como si se jactase un poco.

Husk: «¿Estás seguro de eso?» Dijo riendo un poco.

Incluso la araña se rió un poco.

Alastor: «¿Por qué esa pregunta, querido amigo?» Preguntó confundido.

Husk: «Jaja, explícaselo tú, Angel».

El venado miró a la araña con una ceja levantada.

Angel: «Pues, Sonrisas, ¿te acuerdas el año pasado?» Dijo con una sonrisa divertida.

Alastor: «No particularmente».

Angel: «Jaja bien...».

Lo que pasó el año pasado...

La princesa acababa de volver al hotel con un pato en sus brazos. Ella parecía muy contenta y no hacía más que acariciarle la cabeza.
Esto pato lo encontró escondida en algún lugar y el pobre animal estaba asustado. La rubia se había acercado para tranquilizarla y el pato, percibiendo que parecía una buena persona, se encariñó enseguida. Charlie, de camino al hotel, vio al pato siguiéndola y no pudo evitar encariñarse del animal.
Ella se dirigió a su habitación que compartía con su novio y luego al baño de la habitación.

Charlie: «Lo siento, Daisy» Dijo al pato mientras la ponía en la bañera y abría el agua. Le dio este nombre al pato «Estoy muy ocupada y no puedo llevarte conmigo, pero te prometo que cuando vuelva te traeré un poco de maíz» Le sonrió.

El pato Daisy graznó felizmente como diciendo 'ok'.

Charlie: «Volveré enseguida. Toma un baño, ¿sí?» Acarició al animal.

Daisy graznó otra vez y luego Charlie se fue, saludándola con la mano.

Pasaron muchas horas y se oyó a alguien entrar por la habitación. El pato pensó que era su dueña y graznó feliz por su regreso, pero quien entró en el baño no era ella...

Alastor: «Pero hola, bonito pato» Se acercó con una gran sonrisa.

Daisy lo miró y temblaba asustada ante el demonio delante de ella.

Alastor: «Solo quería ir al baño y luego tomar una siesta pero encontré algo mejor...» Acercó su cara al animal y retorciendo su sonrisa «¡Un buen bocadillo para comer!».

El pato graznó aterrorizado.

Más tarde, en uno de los muchos pasillos...

Angel: «Nena, después de ayudarte con estas cajas, ¿podemos salir? Me siento aburrido y sobre todo quiero pasar tiempo contigo» Pregunta con cajas en sus brazos.

Vaggie: «Claro, y lamento no haberlo dicho antes, pero gracias por ayudarme, cariño» Lo miró sonriendo con cariño.

Angel: «Tranquila, no hay necesidad de agradecer» Le devolvió la sonrisa.

Se miraron un momento y desde el fondo del pasillo sus oídos oyeron gritos y correr hacia ellos muy rápido.

Alastor: «¡PERMISO! ¡TENGO QUE PASAR!» Gritó y su cara era solo puro miedo.

Confundidos se hicieron a un lado inmediatamente para hacerlo pasar.

Alastor: «¡GRACIAS!».

Lo vieron salir corriendo y cuando se dieron la vuelta se encontraron a la princesa convertida en una cosa furiosa, cubierta de fuego y en su versión demoníaca, corriendo sobre los mismos pasos del venado. Y menos mal que era tan rápida que no vieron lo aterrador que era ella. Se sorprendieron y notaron que cuando daba un paso dejaba la huella quemada.

Alastor estaba corriendo por su no-vida porque Charlie se enteró mientras él iba a comer a la pobre Daisy viva. Por suerte ella lo descubrió y lo detuvo enseguida, porque un minuto más y Daisy estaría muerta y en el estómago del venado. Cuando ella lo vio, se enfadó muchísimo por lo que iba a hacer y ahora lo está persiguiendo.

Alastor: «¡Querida, por favor, basta!» Dijo mientras corría «¡Lo siento por lo que hice! ¡Lo juro! ¡No lo volveré a hacer! ¡Por favor, detengámonos y calmémonos!» Cuando terminó de hablar giró su cabeza esperando que tal vez se calmara.

Ella no quería oírlo todavía estaba furiosa y ardiendo. Lo único que hizo fue abrir la boca, gritar, sacando las serpientes que estaban en el lugar de su lengua y avivando el fuego en sus ojos.

Alastor: «¡AH! ¡Porfavor, vamos a parar!» Gritó aterrorizado.

El ciervo continuó corriendo, llegando a la planta baja. Por desgracia para él, Husk estaba pasando con un carrito con mucho alcohol y girando la cabeza de nuevo para comprobar lo cerca que estaba Charlie, Alastor se estrelló con el carrito.

Alastor: «Diablos» Estaba a punto de levantarse, pero lo cogieron por detrás del cuello. Cuando lo levantaron para mostrar quién lo tomó era su novia.

Charlie: «Ahora te parto la madre, hijueputa».

Él solo se puso a llorar.

Volviendo a ahora...

Angel: «Y así es como la temes cuando se enoja».

Husk: «Jajaja, y yo añado que fueron tus palabras».

Alastor: «¿De verdad dije eso?» Preguntó incierto.

Angel asintió.

Alastor: «Uy...» Miró hacia abajo.

Angel: «Te entiendo muy bien, Sonrisas, piensa en Vaggie, ella ya da miedo pero añade que es latina» Después de un tiempo su mirada se vuelve vacía «Eso da aún más miedo...».













¿Se preguntan qué hizo Daisy al final? Bueno, si es sí, Charlie la llevó a casa de sus padres para mantenerla a salvo y le preguntó a ellos si podía estar con los otros patos que estaban en el estanque de su jardín. Ellos accedieron y ahora Daisy vive feliz con los otros patos. Obviamente ella va a visitarla como para el resto.

One-shots, Pequeñas historias y Cosas divertidas de Hazbin Hotel 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora